La opinión es unánime: "no hay un sitio mejor para realizar un campeonato de esquí acuático que el club Campestre, en Llanogrande".
Las voces no son colombianas, sino de aquellas personas que han venido de lejos y que no se cambian por nadie con motivo de la estancia del Panamericano en este lugar que muchos llaman "el paraíso".
En este desfile de rubios, en el que la fortísima delegaciones de Estados Unidos lleva la delantera, esas voces de felicidad se escuchan cercanas a los líderes.
"Yo amo este lugar; es uno de los mejores lagos para la competencia y todo está a la mano: alojamiento, competencia, alimentación y transporte. Nos sentimos como una sola familia", es la voz feliz de la internacional estadounidense Jeffry Armstrong, quien la semana pasada estaba en la Copa del Mundo de esquí realizada en Rusia.
Otro tanto dicen en las delegaciones de México y Perú, en esas alegres expresiones de Octavio Chapay y Ricardo Caillaux, respectivamente, quienes tildaron a la organización de "belleza" y del concepto general de que "en el mundo no hay un lugar así".
Los que vuelven, como el caso del chileno Rodrigo Toti Miranda, hermano del campeón Felipe, quien retornó tras varios años para, según él, "confirmar la amabilidad de la gente", corrobora lo que es una sola voz en un certamen que hoy ingresa en la fase de los élites.
"Piensen en pedir el Mundial open de 2011", es el mensaje testimonial de Jeffry Armstrong, quien anda feliz en Llanogrande.
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