A cuatro meses de la Cumbre Mundial Afro del 2013 que se realizará en Cali y en pleno mes de la afrocolombianidad, Óscar Gamboa, asesor presidencial para las Negritudes, señaló que el país no debe seguir dándoles la espalda a sus "negros" y que desde la Presidencia la apuesta es por la diversidad.
Destacó que Antioquia es, después del Valle, el departamento con mayor población afro, solo superados por Chocó. "En Colombia los afro siguen mostrando un gran rezago con respecto al resto de la población, a pesar de que el país tiene abundante legislación para proteger los derechos de los afro".
¿Cuáles son los objetivos de la Cumbre Mundial Afro?
"El tema será el desarrollo económico en la perspectiva de definir estrategias globales para implementar acciones locales. Es un absurdo que el negro en Colombia viva sobre la riqueza en medio de la pobreza. Este es un espacio de reflexión para mirar cómo rompemos eso".
¿Viene al país el presidente Barack Obama ?
"Voy a responderle lo que el embajador Michael Mckinley ha dicho: ‘No lo puedo confirmar, tampoco descartar’. Estamos trabajando para que venga. A la cumbre, además, vienen los presidentes de Senegal y el de Costa de Marfil, entre otros".
¿La ley antidiscriminación si sirve para algo?
"Estamos haciendo un trabajo de pedagogía porque inclusive muchos fiscales y policías no conocen que existe esta ley. Puedo afirmar, con toda la responsabilidad que me da este cargo, que Colombia es un país que culturalmente sigue siendo racista. No institucionalmente. Este es un país racista".
¿Y eso no lo desilusiona?
"¡No… Me reta. Tenemos que trabajar para construir sociedades incluyentes. La lucha no es para que privilegien a los afros sino para que construyamos sociedades. A los racistas hay que responderles con pedagogía. Hay que trabajar más la etnoeducación y que los niños entiendan la diversidad".
¿A los negros les molesta que les digan negros?
"Todo depende del tonito. Ahora, insisto que el afro en Colombia tiene que avanzar más en su liderazgo porque aquí no hay amos, no hay esclavitud, aquí hay que atreverse más a ser sujetos de los procesos de cambio. Ser los arquitectos de nuestro propio futuro. No podemos seguir esperando a que vengan los demás a resolvernos los problemas. Aunque somos libres, muchos de los hermanos nuestros no practican la libertad, no se atreven. No nos podemos estar quejando, hay que ser más propositivos".
¿Cuántos afros hay?
"Esa pregunta es muy interesante porque en términos de datos estadísticos Colombia tiene muchas confusiones. El censo de 2005 dijo que éramos 4,3 millones de afros. Eso no es cierto. El asunto es que en el mundo afro hay personas que no se autorreconocen como afro. El Gobierno asume la cifra del Dane, pero sabemos que la población afrocolombiana es entre 10 y 12 millones".
¿Cómo viven?
"En su gran mayoría en una situación socioeconómica deprimente, lamentable, pero en medio de una gran paradoja: los afro nacemos, crecemos, vivimos y morimos en zonas muy ricas, que compite en muchos lugares con la pobreza. En el caso de Chocó, por ejemplo, en donde ha habido un modelo de desarrollo excluyente, históricamente el país ha estado de espaldas a esta región. Mi mensaje es que traten a los negros como ciudadanos colombianos".
¿Usted se ha sentido discriminado por ser negro?
"Sí. A mí no me dieron trabajo en el sector privado porque era negro. Le cuento: en la Cumbre de las Américas el corresponsal de un medio internacional me invitó a una entrevista. Llegué al Centro de Convenciones de Cartagena y me senté a esperar. Había una funcionaria de la Cancillería supervisando la entrevista. Y la muchacha pregunta: ¿Y dónde está el asesor presidencial? No tenía idea de que era yo, solo porque soy negro".
¿Cómo es gobernar Chocó?
"Es un orgullo porque el pueblo chocoano es hermoso, en medio de su realidad, lucha por salir adelante, ve el futuro con esperanza. A mí me recibieron las Farc con un paro armado, paralizaron el transporte, lo enfrentamos con firmeza".
¿Al Gobierno Nacional le preocupa que Chocó tenga un gobernador (e) durante siete meses?
"Ese es el costo de nuestras leyes. Es la consecuencia de los vericuetos jurídicos y es la tendencia de politizar la justicia y en otros casos de judicializar la política".
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