La deuda nacional de Estados Unidos será, durante esta semana y la próxima, el arma más explosiva dentro de un conflicto político casi sin precedentes que mantiene ya sin presupuesto a la primera potencia desde hace seis días.
Pero si el resultado de la batalla en torno a la financiación de la Administración federal parece incierto, el inminente enfrentamiento en torno a la deuda pública se anuncia mucho más complicado.
Según el Departamento del Tesoro, a mediodía del viernes pasado la deuda nacional sumaba 16,7 billones de dólares, ya por encima del máximo autorizado por el Congreso, de 16,6 billones. En realidad, desde el 17 de mayo se superó la barrera autorizada, pero desde entonces el Departamento del Tesoro ha estado cubriendo los compromisos de E.U. mediante maniobras contables, demora de pagos, y transferencias desde fondos fiduciarios que se agotarán alrededor del día 17.
No es la primera vez que esto ocurre: el Congreso ha autorizado decenas de veces un incremento del endeudamiento en las últimas décadas, pero en esta ocasión las finanzas nacionales se han convertido en parte de una confrontación política aún más aguda.
El presidente Barack Obama; el secretario del Tesoro, Jack Lew, empresarios y banqueros, financieros y exportadores, sindicatos y académicos han advertido sobre la gravedad de una cesación de pagos por parte de la mayor economía del mundo y con la moneda de referencia global.
El Departamento del Tesoro, por ejemplo, advirtió de los "efectos catastróficos" y de que podría generarse una crisis económica "igual o peor" que la desatada en 2008. Las consecuencias: la congelación del flujo de crédito, la caída en picado del valor del dólar y el alza apurada de las tasas de interés.
Aunque el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ha asegurado a sus correligionarios que está dispuesto a tomar las medidas que sean necesarias para que el país no llegue a suspender pagos el 17 de octubre, no está claro cómo lo va a conseguir.
Los activistas del Tea Party no niegan las posibles consecuencias graves de un cese de pagos, mientras una minoría dentro de la mayoría republicana de la Cámara baja, unos 49 representantes que se identifican con el Tea Party, han usado el debate del presupuesto fiscal y el límite de deuda para exigir que se prive de fondos la reforma sanitaria de Obama.
El Departamento del Tesoro no puede saber cuántos ingresos tributarios recibirá cada día después de que el 17 de octubre se alcance el límite máximo de 16,7 billones de dólares. Tampoco los funcionarios pueden calcular exactamente los costos gubernamentales, cómo cuánta gente pedirá beneficios por desempleo en una semana.
Sin embargo, sí se puede inferir qué tan rápido se quedará el Gobierno sin dinero mirando el equivalente al saldo bancario diario del Tesoro en el mismo período del año pasado.
A continuación presentamos un cronograma que muestra cómo podría ser una cesación de pagos, con base a los reportes diarios del Tesoro de octubre y noviembre de 2012.
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