Con la eutanasia pasa como con el aborto: se practica todos los días, pero cuando llega la hora de legalizarla, más de uno se rasga las vestiduras. Eso significa que una práctica solicitada por la sociedad queda para beneficio de unos pocos privilegiados porque tienen recursos, poder, conocimientos o suficiente autonomía moral para hacerlo. Los demás, que se frieguen? Mi pregunta es: ¿cuántos de esos médicos que hoy se niegan a practicar un aborto -que es legal- están dispuestos a que una hija suya de 14 años tenga un hijo fruto de una violación? ¿Cuántos de esos mismos, que ante los demás dicen no a la eutanasia, no la han practicado de manera pasiva o activa para los suyos?
¡Cuántas verdades a medias señores y señoras! Por eso en Colombia necesitamos entidades vanguardistas como la Corte Constitucional a la que admiro por sus sentencias atrevidas y defensoras de los derechos de la sociedad. Hace 11 años, esa misma Corte dio vía libre a la eutanasia en Colombia con la sentencia C 239, que debía ser reglamentada por el Congreso. Ahora, por fin, la Comisión Primera del Senado aprobó por 11 votos a favor y 3 en contra el proyecto de Ley del senador Armando Benedetti, que hace esa reglamentación.
Hago votos porque la iniciativa siga su curso y llegue a feliz término, porque está basada, como dice Benedetti, en el principio de la libertad y la dignidad humana, e invito a los congresistas y a la comunidad a que vean, una vez más, la magistral película Mar adentro para que encuentren más argumentos a favor de esta decisión, desde la vida real y desde la autonomía del ser humano.
Comparto con el senador Héctor Helí Rojas cuando dijo que el partido liberal votó el proyecto como un tema de derechos civiles, no de pecado o de salvación, e invitó a que el proyecto se vote no desde la argumentación religiosa sino jurídica. Para nadie es un secreto que en nombre de los distintos credos la humanidad ha cometido errores o horrores. Nadie puede negar, por ejemplo, el trato como sexo de segunda clase dado a las mujeres por las diferentes religiones; los organismos de salud en Colombia y el mundo saben cuántos hijos de la pobreza hay detrás del mandato de tener todos los hijos que Dios mande; los reatos contra el preservativo -morales, más no científicos- a los cuales se han adherido algunos profesionales de la salud por miedo a perder sus puestos, están ayudando a la propagación del sida y otras enfermedades? La eutanasia, el derecho de un paciente a pedir la terminación de su vida en condiciones dignas y humanas es asunto de libertad. Así de simple.
APARTE. Felicitaciones a los colegas de El Tiempo por el periódico ADN. Excelente iniciativa y excelente nombre. El término ADN moverá el siglo XXI y los que así lo tienen de claro también tienen asegurado el futuro.
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