Como una fuga propiciada por los jefes guerrilleros que los vigilaban calificaron las Farc el no tener hoy en su poder a los 15 rehenes que fueron liberados por las Fuerzas Militares el pasado 2 de julio.
En su primer mensaje desde entonces, divulgado ayer en la página web de la Agencia Bolivariana de Prensa, el grupo ilegal armado insiste en buscar un acuerdo humanitario que permita la libertad de otros secuestrados a cambio de guerrilleros presos y deja entrever la posibilidad de un diálogo de paz.
"La fuga de los 15 prisioneros de guerra, el pasado miércoles 2 de julio, fue consecuencia directa de la despreciable conducta de 'César' y 'Enrique', que traicionaron su compromiso revolucionario y la confianza que en ellos se depositó", dice el texto del grupo guerrillero.
Agrega que "independiente de un episodio como el sucedido, inherente a cualquier confrontación política y militar donde se presentan victorias y reveses, mantenemos vigente nuestra política por concretar acuerdos humanitarios que logren el intercambio y además protejan la población civil de los efectos del conflicto".
"La paz que requiere Colombia debe ser resultado de acuerdos que beneficien a las mayorías", sostienen las Farc en su comunicado.
Dos omisiones
El comunicado firmado por el Secretariado de las Farc, con fecha del 5 de julio pasado, no habla del despeje de los municipios de Pradera y Florida (Valle) y tampoco menciona a Ricardo Ovidio Palmera, alias "Simón Trinidad", y Anayibe Rojas, alias "Sonia", presos en Estados Unidos, como canjeables.
Estos dos puntos son considerados como inamovibles por las Farc desde hace años, pues este grupo sostiene que sólo con el despeje de esos dos municipios se sentará a negociar el intercambio con el Gobierno y que en ese intercambio deben estar los detenidos en el exterior.
Cambio de posiciones
Pero ahora la situación cambió. Contrario a las Farc, el Gobierno siempre se opuso al despeje en las condiciones planteadas por el grupo ilegal armado y propone zonas de encuentro en territorios donde la afectación para la población civil sea la menor posible.
Además, con el aparente retiro del aval a la mediación internacional, el Gobierno se dedicaría ahora a buscar un contacto directo con el Secretariado de las Farc.
Para ello, la clave la tienen Carlos Lozano, director del semanario Voz, y Álvaro Leyva, quienes ya tienen canales de comunicación con "Alfonso Cano", jefe máximo de esa guerrilla.
Y ese diálogo directo con el Gobierno, que ya fue planteado en dos textos enviados a "Cano", se debe hacer en cualquier lugar de Colombia, sin despeje, y para hablar, en principio, de la liberación de los demás secuestrados y no de un intercambio.
Las Farc tienen hoy a tres dirigentes políticos y 21 miembros de la Fuerza Pública que consideran canjeables, pero otros seis uniformados también están secuestrados por el grupo ilegal armado y podrían ser considerados en una eventual negociación.
Sin embargo, a la guerrilla le será difícil mantener la posición del intercambio que manejó por tantos años.
Hasta el pasado 2 de julio se consideraba factible que unos 500 guerrilleros, entre ellos "Sonia" y "Trinidad", fueran incluidos en un canje.
Pero ese día, con la operación Jaque, las Farc perdieron a Íngrid Betancourt, los estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, y a 11 miembros de la Fuerza Pública.
Con esta situación, las Farc pierden fuerza de negociación y, si es difícil que el Gobierno colombiano acepte ahora liberar a algunos guerrilleros a cambio de los civiles y uniformados secuestrados, más difícil será que la Justicia y el Gobierno de E.U. dejen en libertad a "Sonia" y "Trinidad" o que les reduzcan sustancialmente las penas.
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