Luz Amparo Lizcano estaba caminando con su esposo por el barrio Laureles cuando los teléfonos de su casa comenzaron a sonar.
Quien atendió la primera llamada fue su hija Diana que se tiró de la cama para encender el radio y escuchar lo que en los medios, a las 8:30 de la mañana de ayer, todavía era un rumor: la libertad de Óscar Tulio Lizcano.
En otra casa en el barrio Los Colores, Juan Carlos Lizcano, hijo del ex congresista, desayunaba y recordaba un sueño que tuvo en la noche y en el que él iba por su padre. Sólo hasta las 9:00 de la mañana la noticia fue confirmada.
"A esa hora me llamó el presidente Uribe a decirme que mi papá estaba en libertad y que nos encontrábamos en Cali. Él ya había hablado con mi hermano. Yo inmediatamente llamé a mi mamá que estaba en la finca (en Apartadó) pero allá no hay señal. Me tocó mandar a alguien para que fuera hasta la casa y le avisara. Ella estaba muy nerviosa porque creyó que era una mala noticia, pero por suerte era la libertad de mi papá", relató Juan Carlos, el hijo menor de Óscar Tulio, quien también estuvo cuatro meses secuestrado por una disidencia del Epl hace tres años.
La mañana en la casa de Luz Amparo, una de las hermanas de Óscar Tulio que más ha insistido en un intercambio humanitario, se convirtió en un festival. Mientras atendía a los medios, empacaba tres mudas de ropa, organizaba la casa y abría las pancartas de bienvenida a "Barbitas", como apodó a su hermano luego de verlo en una de las pruebas de supervivencia con una barba canosa y espesa.
"Nosotros estábamos muy angustiados porque nos decían que mi hermano estaba muy mal, muy enfermo, que no podía caminar, pero siempre tuvimos la esperanza de volverlo a ver con vida", dice Luz Amparo, sin que se le borre la sonrisa que ya lleva horas.
Sol Ángel, otra de las hermanas de Óscar Tulio, agradeció la solidaridad de todas las personas que apoyaron a la familia durante los ocho años de sufrimiento.
"Los medios de comunicación siempre han estado con nosotros y les agradecemos muchísimo. Nosotros estamos sintiendo mucha alegría, pero ya somos parte de la familia de todos los secuestrados y por ellos vamos a seguir marchando y vamos a seguir insistiendo en un acuerdo humanitario hasta que todos estén libres".
Ya en el aeropuerto Olaya Herrera, pendientes de poder viajar hasta Cali a reencontrarse con su hermano, Luz Amparo, Sol Ángel y Elena, la mayor, recibían abrazos y felicitaciones de desconocidos. Algunos felicitaban al Ejército, otros a Juan Carlos, el hijo, que también llegó al Olaya, y otros pasajeros que apenas desembarcaban les preguntaban si era cierto lo de la libertad de Óscar.
Al mediodía, viendo las primeras imágenes de Óscar Tulio en un pequeño monitor en una unidad móvil de Caracol radio, Juan Carlos y sus primos Paula y Juan David comenzaron a llorar.
"¡Mi papá es un putas!", se le escuchó decir a Juan Carlos entre los sollozos después de verlo tan cansado y tan frágil en la televisión.
A eso de la 1:10 de la tarde pudieron subir a un avión de la Fuerza Pública las tres hermanas, el hijo y varias sobrinas de Óscar, rumbo a Cali. "Estoy feliz, estoy feliz, no puedo creer que por fin mi tío esté libre. Por fin vamos a poder contarle que nos graduamos, que fuimos a la universidad, que estamos bien y que lo queremos", dijo Diana, la sobrina que se tiró de la cama con la noticia.
"Son muchas las cosas buenas que tengo para contarle a mi papá: terminé el colegio, estoy que termino la carrera, que todo lo poquito que había está ahí, su ropa está intacta para que cuando venga sigamos como una familia normal colombiana", señaló Juan Carlos.
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