Tras los múltiples ataques al proceso de paz, que se han ido aumentando debido a la campaña política, el presidente Juan Manuel Santos aseguró que hay sapos que se debe tragar, él y el pueblo colombiano, si se quiere la paz.
“La gente, a veces se confunde y los enemigos envenenan el ambiente, aumentando esa confusión: ‘¿cómo así que el Presidente Santos está legitimando a través de las conversaciones a estos terroristas en La Habana y estos terroristas siguen atacando a los pueblos, a la fuerza pública?; pues eso es parte del proceso, parte de los sapos que tenemos que tragarnos si queremos llegar al final del conflicto. Eso hay que explicárselo a la gente”, dijo Santos.
La declaración va más allá a una crítica a la oposición. Cuando el mandatario habla de los sapos son comentarios o críticas que tiene que recibir, los cuales no puede salir a refutar formalmente por la conveniencia del proceso de paz, sin embargo ante la fuerza de las críticas tiene que controvertirlos.
Una ficha clave en la respuesta del Gobierno a los ataques ha sido el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, que ante cualquier ataque de la guerrilla de las Farc sale a responder y a increpar a los subversivos.
"Los terroristas se están escudando entre las casas donde hay niños, civiles y comunidades indígenas, para utilizarlos como escudos humanos", dijo el ministro el pasado 7 de abril, refiriéndose a una estrategia que según él está usando la guerrilla en combate.
Incluso protestó cuando se discutía el tema de desarrollo agrario integral entre la guerrilla y el Gobierno, diciendo que las zonas de reserva campesinas autónomas, propuestas por la insurgencia, no se podían conceder, porque esto podría fragmentar el territorio.
Por otro lado, la guerrilla de las Farc lo calificó como francotirador del proceso de la Habana. Ninguna de las posiciones fue ratificada o desmentida por el mandatario de los colombianos. Este al parecer fue uno de los sapos que se tuvo que tragar en beneficio de la negociación.
Los ataques de la guerrilla de las Farc a las poblaciones también ha sido uno de esos sapos que el presidente ha tenido que tragarse. El último fue el 23 de mayo, donde murieron dos subintendentes de la Policía de Carreteras y dos funcionarios de Migración Colombia.
Ante el ataque, el Presidente solo pidió que la fuerza pública arrecie la defensa de la seguridad en el país y dio sus condolencias a la familia.
La situación se agrava cuando la oposición se va lanza en ristre contra la negociación. El expresidente Uribe, desde su cuenta de Twitter trinó, luego del primer acuerdo logrado con la guerrilla, que “Terroristas Farc asesinan nuestros soldados y policías y Gobierno Santos los premia con acuerdo sobre el agro”.
Los ataques no han cesado, el pasado 20 de junio, luego de que Gobierno y Farc comenzaran la discusión del segundo punto del acuerdo, participación política, el exmandatario dijo que no entendía “cómo una estructura que lleva 15 mil secuestros, para no hablar de masacres, se pueda negociar la estructura de la democracia”.
Y continuó: “en una democracia, los temas de la estructura del Estado se discuten en las instancias democráticas, no se debe negociar con el terrorismo”.
Estos son solo algunos ejemplos de las duras críticas que ha tenido que sortear el diálogo casi a diario.
Pero los sapos no solo se los tendrá que tragar el Gobierno, la oposición ha advertido durante diferentes ocasiones que el proceso de paz llevará a la impunidad total. Sin embargo, el analista Alejo Vargas, tiene una posición más mesurada, dice, que todo proceso de paz tiene una cuota de impunidad que tendrá que ser soportada a beneficio del proceso.