No es mito, es una realidad estadística: en el mundo, y especialmente en África, cada año mueren más personas atacadas por hipopótamos que por leones. Son muy territoriales, en particular en las fuentes de agua (ríos y ciénagas) en torno a los cuales suelen habitar y reproducirse.
Así que aunque hasta ahora no hay registro de ataques contra humanos ni en la Hacienda Nápoles (donde son motivo de atracción y de promoción publicitaria) ni en los ríos y terrenos contiguos a donde se han fugado, no dejan de representar un peligro para la población.
Se estima que los hipopótamos allí ya alcanzan los 50 individuos: alrededor de 23 encerrados en Nápoles y entre 30 y 40 sobre los que no hay dominio, surgidos de los fugados del parque, en un éxodo propio de los machos que quieren establecer nuevas familias, por fuera de la del macho dominante, el macho alfa.
Los hipopótamos tienen pesos promedios entre 1.600 y 2.400 kilos. Poseen colmillos largos y poderosos y pueden, no obstante su cuerpo de barril, alcanzar los 50 km por hora. Su embestida es potente y en el reino animal están entre las bestias terrestres más temidas junto a los rinocerontes, los leones y los cocodrilos. Suelen ser indiferentes y pasivos, pero un contacto inadecuado con ellos en su territorio puede desatar ataques letales.
Los tenedores y operadores de la Hacienda Nápoles les han provisto alimento (forraje, sales y verduras) y cuidados veterinarios; además de su manejo y control dentro del predio, pero enfatizan en que los animales son propiedad del Estado (Dirección de Estupefacientes), que los incautó a Escobar.
Por eso la decisión final sobre la suerte de aquella manada de hipopótamos está en manos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
De primera mano, este diario conoció que la esterilización de la totalidad de ejemplares, por su captura, exigencias en sedación y despliegue quirúrgico, por la ubicación de sus órganos reproductivos, es una tarea tan cuidadosa como costosa y casi inviable.
La recepción de los ejemplares por parte de otros parques zoológicos, del país y del mundo, empezando por su transporte, controles de cuarentena y hábitat requerido, igualmente demandan recursos y logísticas que casi nadie está interesado en asumir.
Sin embargo, desde la corporación autónoma regional Cornare aún se considera viable un plan de ubicación que salve el mayor número de ejemplares (incluida la captura de los fugados), al que se suma el interés de los expertos de fauna de la Hacienda Nápoles. Ello requeriría en adelante, sin falta, un cerramiento seguro que garantice que no haya más "evadidos".
La última opción es el sacrificio de la mayor parte de los individuos, una alternativa tan impopular como dolorosa, que ojalá sea descartada.
En lo que sí hay consenso es en que a este problema se le debe encontrar una solución clara, una salida definitiva por parte de las autoridades.
ES POSIBLE UN ENCIERRO SEGURO, CON CONTROL Y ESTERILIZACIÓN
Por DAVID ECHEVERRI
Biólogo e integrante de la Subdirección de Recursos Naturales (Fauna) Cornare
Vamos a hacer todo lo posible para evitar la eliminación. Ya tenemos un protocolo de captura y esterilización. Algo se puede hacer. La caza de control (la eliminación de individuos) solo se aplicaría en parte para tener controlada la población de ejemplares.
No hay un censo exacto de animales. En Nápoles, en el lago, hay entre 22 y 23 hipopótamos. Pero por fuera hablamos de un estimado de entre 30 y 40 individuos, de acuerdo con los ritmos reproductivos.
La esterilización es compleja por la captura y la sedación de los animales. El medicamento con que se les adormece es costoso y peligroso para quienes lo manipulan.
Lo que queremos hacer es conseguir los recursos, mediante una sanción a Estupefacientes por la afectación ambiental que causó el abandono de los animales, para desarrollar un encierro seguro, con población controlada (esterilizada y aislada adecuadamente) y mantener una manada ajustada al espacio disponible.
Ya se ubicaron unas crías en Bogotá en el Parque Jaime Duque, pero con los animales grandes es una tarea más compleja: por su transporte y porque no podemos certificar, sin seguimiento, qué enfermedades o problemas de salud y comportamiento puedan tener los ejemplares que se encuentran fugados.
