Acabo de leer un excelente estudio científico del padre Jorge Loring, S.I. sobre la Sábana Santa de Turín, el lienzo que cubrió el cadáver de Cristo en el sepulcro y donde ha quedado grabada su imagen.
Este lienzo es la reliquia más estudiada científicamente en la Iglesia. Abundantes y convincentes son las pruebas que demuestran su autenticidad. Como se sabe, la NASA apoyó con tecnología y concluyó que es genuina. Es emocionante ver a través del holograma, la figura tridimensional de la persona de Cristo como fue en realidad. Sin embargo, la ciencia es un valioso auxilio que nos ayuda a creer, pero no lo explica todo, es más, deja siempre nuevas preguntas. Dios nos ofrece suficientes pruebas de su presencia y de su providencia, pero no quiere ser demostrado científicamente, porque no busca imponerse, sino ser aceptado. Por eso dijo que hay muchos que viendo, no ven; que oyendo, no oyen. En las ciencias divinas, no se puede quitar espacio a la fe.
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