La montaña de los sustos sigue activa en Perú, tres días después de las elecciones, y al electo Presidente Ollanta Humala lo seguirán persiguiendo por algún tiempo los "fantasmas", incluidos los propios, los de Fujimori y, sobre todo, los del mercado y la economía.
Los hechos políticos se traducen en hechos económicos, y viceversa, por lo que Humala tendrá que dar señales claras y prontas de que ambos aspectos confluyen en la dirección correcta de asegurar la estabilidad económica y la gobernabilidad para aplacar la incertidumbre que aún viven los peruanos, ante la exigua ventaja electoral registrada el pasado domingo.
La estrepitosa caída del 12 por ciento en la Bolsa de Lima, el lunes, y la rápida recuperación de más de siete puntos, ayer, son síntomas de la sensibilidad con que los agentes del mercado irán asimilando el "efecto Humala", y la urgencia de que éste defina quiénes serán los "capitanes" del impetuoso barco de la economía peruana.
El llamado a la calma que ayer hizo el propio Humala a los inversionistas y empresarios contrasta con el agite político que ya comienza a sentirse dentro de su propio movimiento Gana Perú, y en círculos cercanos al expresidente Alejandro Toledo, quien, sin duda, es el gran beneficiado con el triunfo del líder izquierdista, y buscará traducir en puestos burocráticos su apoyo electoral y la fuerza legislativa con la que Humala podrá hacer mayoría en el Congreso y sacar adelante sus programas.
La primera gran tarea del electo Presidente, y la más urgente, será definir los nombres de quienes estarán al frente del Ministerio de Economía y del Banco Central, ejes de lo que sería su política macroeconómica y cambiaria, las grandes dudas sobre el modelo humalista y, al mismo tiempo, los fundamentos de su gran proyecto de inclusión social y lucha contra la pobreza.
Aunque sus contradictores políticos y buena parte del sector empresarial aún desconfían de la rápida metamorfosis de Humala, según él más parecido a Lula da Silva que a Hugo Chávez, la realidad económica de Perú seguirá pasando por la gran Lima. Difícilmente se podrá llegar a las zonas más pobres y vulnerables de Perú sin el apoyo del sector privado y la inversión extranjera.
Los acuerdos comerciales firmados por el anterior gobierno, en especial el TLC con Estados Unidos, así como la integración de las Bolsas de Lima, Santiago y de Valores de Colombia, entre otros avances, serán oportunidades, no condicionantes, para seguir en la integración que reclama y necesita América Latina con el resto del mundo.
Colombia, por razones estratégicas en lo económico y en seguridad fronteriza, deberá redoblar esfuerzos para asegurar del nuevo gobierno peruano toda la cooperación en materia de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Máxime, cuando la lucha antidrogas en nuestro país ha provocado la trashumancia de los carteles y sus ejércitos privados hacia territorio vecino. Perú ha vuelto a ser el primer productor de hoja de coca, y la reactivación de algunas células guerrilleras afines al grupo Sendero Luminoso son un desafío no sólo para Perú, sino para todo el hemisferio.
Así las cosas, Humala necesitará más que los votos que lo eligieron Presidente para poder espantar todos los fantasmas que aún rondan en Perú y sus alrededores.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
