El presidente de México, Felipe Calderón, anunció ayer la apertura de una investigación para castigar a los culpables del incendio ocurrido en una guardería de la ciudad de Hermosillo, que hasta el momento se ha cobrado la vida de 41 niños, según el último balance oficial.
"México está de luto", dijo el mandatario poco antes de viajar a la capital del estado de Sonora acompañado de varios ministros para expresar personalmente su solidaridad y apoyo a las víctimas de esta tragedia.
Tras reunirse con el gobernador de Sonora, Eduardo Bours, para coordinar el plan de ayuda a los familiares, Calderón visitó varios hospitales y habló con algunos de los pequeños que se recuperan de las quemaduras.
Además de los 41 menores que murieron, la mayoría de ellos por asfixia, hay 20 hospitalizados en Hermosillo, 15 de los cuales se encuentran en estado grave, y otros 10 fueron trasladados a centros de Guadalajara, Ciudad Obregón y Sacramento (California) especializados en la atención a niños quemados.
Los padres afligidos de los niños pequeños que murieron enterraron a sus hijos en procesiones fúnebres que avanzaron despacio hacia las iglesias decoradas con globos y flores en memoria de los menores.
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