Con la elección ayer del derechista y nacionalista Reuven Rivlin, del tradicional Likud, como nuevo presidente de Israel, todo lo que se había avanzado en el proceso de paz con Palestina prácticamente vuelve a un punto muerto.
El último gran avance sucedió el pasado fin de semana, cuando gracias a la gestión del Papa Francisco, se reunieron en el Vaticano, Shimon Peres, ahora expresidente de Israel, y el presidente de Palestina, Mahmud Abbas.
En la cumbre se avalaba la unión entre las religiones abrahámicas (cristianismo, judaísmo, islam).
Así lo consideran los expertos consultados por El Colombiano, que ven el asunto como un reiterado signo pesimista de lo que ocurrirá.
"Esto es un tema repetitivo en la historia de Israel. Cuando se está a punto de lograr la paz o de dialogarla, los más radicales siempre aparecen en el poder para hacer imposible el proceso. En general, corrientes como las que lideraba Shimon Peres, laboristas, al menos están dispuestos a discutir, pero los del Likud, partido al pertenece Rivlin, siempre lo han impedido", dijo a este diario Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico.
Víctor de Currea-Lugo, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, coincidió con Zapata en que esta es la historia de siempre, pero excluyó incluso a partidos lejanos a la derecha como actores de buena fe.
"Hay matices en la política interna israelí y diferencias, Pero en materia del conflicto con Palestina, ni siquiera la izquierda difiere del resto. Ninguno de estos movería un dedo a favor de los palestinos. Se puede orar, pero eso no implica cambios en la política de Israel al respecto. Por tal motivo todo va a seguir igual independiente de la ideología política del presidente", aseguró.
En este contexto, Zapata ve solo a unos pocos beneficiados, algunos políticos, y a los ciudadanos comunes como los afectados por estos vaivenes.
"A los que les conviene esta situación es por supuesto a los radicales tanto israelíes sionistas como a los palestinos yihadistas. Tanto Netanyahu como el Hamas les conviene torpedear cualquier acuerdo. Esto es un golpe a la posibilidad de la paz, dado por esos cambios políticos", dijo.
Para De Currea, escéptico de ese impulso a la paz facilitado por el Papa Francisco, todo pasa por la intransigencia del Estado judío a no suspender la ocupación.
"Esa ocupación tiene cuatro puntos en disputa: Primero, los refugiados del 48, palestinos expulsados por culpa de Israel, más de 700.000. Segundo, las fronteras, no se respetan y es como si no existieran. Tercero, las colonias judías en territorio palestino, que son según el artículo 49 de la cuarta convención de Ginebra un crimen de guerra. Cuarto, el estatuto de Jerusalén; mientras Palestina aboga por que sea compartida, Israel dice que es indivisible" agregó.
"Cualquier conversación de paz tiene que discutir estos temas, y es algo que Israel no va a negociar", concluyó.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
