Más allá del Juan Pablo elegante, que muestra sus diseños en las pasarelas de moda del país, ese al que siempre se le ve con una chaqueta sastre y se preocupa por llevar pañuelo y prendedores en sus bolsillos, que habla sobre tendencias ecológicas y su relación con los indígenas, tiene una historia que le partió la vida en dos.
Precisamente esa vida fue salvada por los médicos cuando tenía siete años, en el momento en el que fue diagnosticado con cáncer inguinal.
Juan Pablo cuenta que hasta que cumplió 14 estuvo en tratamientos. "Ahí me sensibilicé con el mundo y desde mi inocencia siempre pensé que tenía que hacer algo por los demás". Mucho tiempo pasó y cuando él abrió los ojos, ya tenía su cartón de diseñador de modas en las manos y se unió a la causa de Artesanías de Colombia, empresa que contribuye al progreso del sector artesanal mediante el mejoramiento tecnológico, la investigación y la capacitación del recurso humano para impulsar la comercialización de artesanías del país.
En 2011, el diseñador se independizó de esta causa y emprendió su viaje solo, uno que, según él, ha sido muy difícil porque "casi nadie cree en una fundación joven".
Lo social y el diseño, unidos
Eso fue lo que el creativo se ingenió para ayudarle a la gente con la que trabajó durante su vinculación con otras entidades. La Fundación Juan Pablo Socarrás Yani apenas cumplió un año capacitando a los artesanos para hacer de sus obras de arte una estrategia de negocio.
"En mi taller tengo personas trabajando que tal vez no sabían nada de diseño, les he enseñado y ahora son células productivas. Así tienen una mejor calidad de vida".
Lo que Juan Pablo hace es que vincula a su fundación a población vulnerable.
"Tengo personas indígenas, por ejemplo, y estoy trabajando para apoyar a quienes han estado en la cárcel, tienen problemas con la justicia o son reinsertados. A todos hay que darles una oportunidad, pero no se trata de entregarles una máquina, eso va acompañado de algo más".
Y ese plus es el que el creativo le da a este proyecto. Él busca espacios aptos para la enseñanza y el aprendizaje de los vinculados y se consigue, además, las máquinas que necesitan para explotar sus facultades artísticas.
"Yo les doy clases de manejo de telas y de construcción en términos de diseño, ellos me ayudan en mi marca y pueden trabajar con otras empresas que requieran sus servicios".
La Fundación se sostiene a partir de las ganancias de la marca de ropa que lleva el mismo nombre del diseñador y que se comercializa en su tienda en Bogotá, que se constituye entonces como moda solidaria.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4