La competitividad de un país está definida por la dinámica del comercio, no solo vista como el flujo de personas, información y mercancías, sino por la integridad y generación de valor agregado. De esta manera, la infraestructura, el transporte y la logística, son factores determinantes en el desarrollo del país.
Ante los retos de la Nación consignados en el Plan Nacional de Desarrollo 2010- 2014, en el cual se presenta a la infraestructura de transporte como locomotora del desarrollo para generar competitividad, crecimiento y generación de empleo, Colombia se enfrenta a una reflexión profunda.
Indicadores como el tamaño de la red vial arterial pavimentada por habitante, ubican a Colombia por debajo de países con menores ingresos como Bolivia y Ecuador (Informe Nacional de Competitividad 2010-2011. Consejo Privado de Competitividad Colombia).
De acuerdo con la última encuesta de percepción del Foro Económico Mundial, en cuanto al estado de las carreteras, las vías férreas, la infraestructura portuaria y de transporte aéreo, Colombia se encuentra en posiciones por debajo del promedio, respectivamente en los puestos 101, 99, 107 y 81, entre 133 países.
Respecto a la movilidad de pasajeros y mercancías, el país cuenta con apenas el 20 por ciento de los 142.000 kilómetros de carreteras pavimentado (El Tiempo, marzo 27 de 2011) y 1.000 kilómetros de vías en doble calzada. Según la Cámara Colombiana de la Infraestructura, en el 2014 el tráfico interurbano puede colapsar si el país no tiene 3.000 kilómetros de vías de este tipo.
La ineficiencia en los desplazamientos de vehículos de carga es alarmante, si se considera que el 80 por ciento de la carga que se mueve en el país circula por carreteras y el hecho de no contar con unas vías de altas especificaciones genera costos logísticos de hasta del 18 por ciento de las ventas de las empresas nacionales, comparado con el 14 por ciento en la Comunidad Andina y del 8 por ciento en Estados Unidos de América.
Según la Sociedad Colombiana de Ingenieros, para que el país sea más competitivo debe hacer una inversión total, pública y privada, de mínimo el 2 por ciento del PIB anual durante el próximo cuatrienio, equivalentes a 20.000 millones de dólares (5.000 millones por año), que supera el dato histórico del 0,6 por ciento del PIB en el período 1993-2008.
Sin embargo, la infraestructura no garantiza por sí sola el éxito de la cadena comercial y aunque han sido diversas las propuestas para cambiar esta dinámica, es prioritario generar esquemas donde existan interacciones permanentes entre los diferentes actores, que permitan actuar sobre las causas estructurales y generar dinámicas que construyan institucionalidad: reorganización institucional del sector para hacerlo sólido, altamente profesional y eficiente; modernización y actualización del marco regulatorio; e innovación en la concepción y diseño de proyectos que consideren esquemas financieros sólidos y confiables. Y estas medidas no dan más espera si se quiere un cambio sustancial.
Esfuerzos recientes se han hecho en infraestructura, transporte y logística: avances en la ejecución y contratación de la Ruta del Sol, el contrato administrativo para Autopistas de la Montaña, la Autopista de las Américas y el Plan de Expansión Portuaria 2009-2011.
En logística, la implementación de la Política Nacional Logística y el Plan Maestro de Transporte 2010-2032 que incluye proyectos de infraestructura priorizados, financiamiento y estrategias para la atracción de capital privado, calidad de los servicios y políticas de regulación, esquema institucional y condiciones para la difusión de buenas prácticas logísticas.
En un país que vive un excelente ambiente para la inversión extranjera, con estabilidad jurídica y empresarios locales de calidad dispuestos a involucrarse en los desarrollos, es importante impulsar la consolidación de un sector que lidera en gran parte la competitividad de una Nación.
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