Tres días después que Irlanda rechazó un tratado que busca reformas clave en la Unión Europea, los 27 miembros de la UE comenzaron el lunes a buscar una salida a la nueva crisis de confianza sobre una mayor integración europea.
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea insistieron ayer en que el Tratado de Lisboa de reforma de la UE sigue vivo a pesar del triunfo del "No" en un referendo en Irlanda, aunque reconocieron que no tienen una solución rápida para rescatarlo.
La reunión mensual de ministros en Luxemburgo fue la primera oportunidad para que los funcionarios europeos evaluaran juntos los resultados del referendo de la semana pasada en Irlanda, que aumentó las dudas sobre la supervivencia de un pacto destinado a reforzar el peso económico y político de Europa en el mundo.
Los líderes europeos quieren escuchar al primer ministro irlandés, Brian Cowen, en una reunión en Bruselas a fines de esta semana para que les diga si ve posible ganar un nuevo referendo, algo que no han descartado los responsables irlandeses pero que ven como una estrategia de alto riesgo.
Por el momento, los 26 socios de Dublín no aceptan el No como respuesta y la mayoría insiste en que el proceso de ratificación debería seguir en los restantes países que no lo han hecho.
"El tratado no está muerto. La Unión Europea está en una crisis de gestión constante, saltamos de una crisis a otra y finalmente encontramos una solución", dijo a la prensa el ministro finlandés, Alexander Stubb.
Los electores de Irlanda rechazaron la semana pasada el documento encaminado a agilizar la toma de decisiones en el bloque de naciones. El texto debe ser ratificado por los 27 integrantes para que entre en vigencia.
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