Los bogotanos sufren los retrasos en la construcción de obras de transmilenio en una vía que, para la capital, es tan indispensable como emblemática: la calle 26.
Existe la posibilidad de que el incumplimiento de los plazos de la firma contratista (Unión Temporal Transvial), del grupo empresarial Nule, encargada del 70% de las obras, lleve a la caducidad del contrato y que eso alargue más los trabajos y los traumas viales de Bogotá.
Aquella avenida inmensa, de calzadas y carriles generosos, que conecta con el Aeropuerto Eldorado y el Puente Aéreo, es hoy un trayecto limitado y lento que padecen propios y extraños. Ojalá que le procuren mejor suerte.
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