Hace 49 años, exactamente en 1960, la calle Maracaibo entre El Palo y Girardot, en pleno centro de Medellín, era una cuadra habitada por familias prestantes, donde la calma reinaba en el ambiente.
Todas las mañanas, jovencitos y jovencitas se cruzaban pícaras miradas al salir de sus casas, camino al paradero de bus del respectivo colegio. Mientras tanto, sus padres se alistaban para comenzar la jornada laboral, bien fuera en sus consultorios médicos o como empresarios o destacados comerciantes, y las señoras, por su parte, daban las instrucciones del día a las empleadas domésticas para que al regreso de los hijos y el esposo todo estuviera bien dispuesto para ellos.
Unos años después ese ambiente netamente residencial empezó a transformarse de manera muy sutil, hasta convertirse con el paso de los años en lo que es hoy la Zona Fuxia.
"En 1961, el médico Gustavo Molina abrió la Heladería La Boa, a donde venían los estudiantes de Eafit y el Colombo Americano, ubicados en El Palo, a comprar pasteles y gaseosas o a tomar la cerveza Clarita, el único trago que vendían. Dos o tres años más tarde, los hermanos Hernando e Ignacio Aguilar, por aquel entonces contralor Departamental, el primero, y vicepresidente de Bavaria, el segundo, compraron La Boa y se convirtió en el tertuliadero de importantes profesionales, políticos, escritores y músicos.
"Recuerdo de forma muy especial que el lugar era frecuentado por tres cabezas blancas cuando yo iba por la mitad del bachillerato: "Rubayata", escritor y progenitor del poeta Juan Manuel Roca; el también gran poeta Ciro Mendía y Eduardo Uribe Escobar ("el compañero"), 'clubman' del Club Unión, de mucha opinión, buen contertulio y fundador del periódico El Diario. Allí más tarde fue asiduo también Manuel Mejía Vallejo y otros muchos de grata recordación. Una época muy famosa de La Boa, que, desde ese momento, se convirtió en ícono de las cantinas del centro", relata Alvaro Mejía R., el único de aquellos jovencitos que se quedó para siempre en la cuadra. En enero de 2010 cumplirá 50 años de vivir al frente de La Boa, en una casona de estilo republicano que conjuga pasado y presente.
La cara amable
Después de la migración de sus antiguos residentes, en la década del ochenta, la calle Maracaibo entre El Palo y Girardot tiene en la actualidad una vocación que combina el uso residencial, comercial, educativo y cultural. Aprovechando esta circunstancia e impulsados por el amor que sienten por el centro, sentimiento que los animó a invertir en la cuadra, los comerciantes se unieron y crearon la Zona Fuxia para brindar una opción de diversión y esparcimiento con restaurantes, discotecas, bares, centros educativos, salas de cine, librerías, papelerías, salas de belleza, panaderías y una boutique.
"A la gente le da miedo el centro, pero la Zona Fuxia es parte de la cara amable del sector. Hay que darse la oportunidad de conocerla", dice Carlos Quintana, uno de los fundadores. María Victoria Jiménez, su vecina, agrega que "el proyecto también busca mejorar el bienestar de los visitantes, residentes y comerciantes", razón que llevó a estos últimos a invertir en aseo, embellecimiento de las fachadas, vigilancia las 24 horas, un sistema de alarma y una cámara de seguridad. Además, la Zona Fuxia afianzó los lazos de amistad entre ellos. Basta observar el ánimo de colaboración que caracteriza el trato entre todos.
Maracaibo entre El Palo y Girardot. Calle 53 entre las carreras 45 y 43. Ó Zona Fuxia. Una cuadra antigua y moderna, alegre y cultural. Aquí se ofrece jazz, salsa, tango, rock, house, baladas y son cubano? Jugos, cocteles, cafés y cervezas especiales, vino y todo tipo de tragos? Carnes, pescados, sopas, ensaladas, sanduches, pitas y empanadas? Cine, exposiciones de arte y diversidad de ambientes, logrados con gusto y creatividad.
Pico y Placa Medellín
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