El brote de E.coli, que ya cobró la vida de 16 personas en Europa, 15 en Hamburgo y otra en Suecia, puso en jaque las exportaciones hortifrutícolas españolas, después de que Alemania, de forma apresurada e irresponsable, diera por cierto que el origen de la bacteria eran los pepinos exportados desde España.
Las autoridades sanitarias alemanas tuvieron que dar un paso atrás ayer y descartaron que la causa del E.coli fueran los pepinos españoles. Un reconocimiento tardío, pues el pánico colectivo hizo que se cerraran las fronteras comerciales del producto y los efectos son devastadores para el sector, tanto que España decidió llevar el caso ante la Unión Europea para pedir indemnizaciones.
La UE redobló los controles y las medidas sanitarias para evitar la propagación de la bacteria, mientras procura identificar su origen, antes de que los daños económicos se extiendan a más países.
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