AJesús Alberto Úsuga Higuita doña Margarita le agradece que cuando a medianoche llega su hijo enfermo, él le ayuda para que entre sin problemas a la casa.
Otra señora le reconoce que es muy servicial y que hasta de un medicamento la desvara cuando no la hay en casa y Gloria Vásquez confía en él hasta para que la ayude a conseguir un taxi.
Todo ocurre en el barrio Simón Bolívar, al occidente de Medellín, donde Jesús Alberto trabaja como vigilante comunitario desde hace 13 años, a veces a pie, a veces en bicicleta y en ocasiones de día, pero la mayoría de veces en la noche.
Le ha ido bien y él no se queja, pero como no quiere quedarse estancado, también se integró al programa Vigías de la Secretaría de Gobierno de Medellín, que busca dignificar la actividad de los vigilantes tradicionales integrándolos en asociaciones y cooperativas, con el fin de que cumplan mejor su labor y mejoren su situación laboral.
Estos vigilantes, tradicionalmente, devengan su 'salario' según la voluntad de los vecinos de las cuadras que cuidan. Y así como en una casa a Jesús le pueden dar 10.000 pesos semanales, en otra sólo dos mil y en algunas hasta 15.000.
"No todos aportan lo mismo, pero uno sabe trabajar, lo hace bien, con inteligencia y honradez y todos le dan algo", narra este padre de familia, que primero cuidaba obras de construcción y después pasó a rondar por Simón Bolívar, donde es tan popular como los dirigentes comunales.
14 asociaciones
Desde hace cuatro años, en Simón Bolívar se creó Asovic -Asociación de Vigilancia Comunitaria-, que bajo la presidencia de Ómar Álvarez, hoy agrupa a todos los vigilantes de este barrio, 46 en total.
Como ésta, en Medellín hay 14 asociaciones bajo la tutela del programa Vigías. Con éste, los llamados 'celas' ahora son profesionales de su oficio, que dotados con un pito y una moto o una cicla, van por las cuadras sirviendo a los vecinos en aspectos de seguridad.
"Con este programa tenemos más disciplina y organización. Es un programa positivo que dignifica la profesión", explica Ómar, cuya expectativa, como la de otros dirigentes de estas asociaciones, es formar una gran cooperativa que los aglutine a todos.
Asociaciones como Asovic -cada una con nombre distinto, dependiendo del barrio- las hay en Buenos Aires, El Poblado, Manrique, Villa Hermosa, Castilla, Santa Mónica, La Castellana, Conquistadores, El Poblado, La 70 y Belén. 12 de éstas tienen personería jurídica y dos la tramitan.
Calcula la Secretaría de Gobierno que en Medellín hay unos 7.000 vigilantes tradicionales, pero con toda su papelería legalizada como vigías hay unos 500. Se espera que para marzo este proceso esté en su punto ideal.
La semana pasada se inició un proceso de reconocimiento, en el que ellos van de casa en casa acompañados de guías ciudadanos presentándose ante la gente, informando su actividad y pidiendo cooperación de la ciudadanía.
Son pasos que van en serio y conducirán a que mejoren su vida laboral y la comunidad les saque provecho. A Jesús eso le parece bien y está feliz con el programa. Así sus trasnochadas se verán recompensadas. De seguro que sí.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4