Un viaje de más de 24 horas tuvo que realizar la secretaria de Gobierno de Tarazá, Nurys María Escobar, para hallar la madre de Luis Cética, el indígena que el pasado viernes denunció la supuesta masacre de sus dos padres y cinco hermanos por un grupo armado ilegal en la vereda El Rayo de Tarazá.
Carretera, un río, y trocha en mula, fue el itinerario que la funcionaria atravesó para llegar hasta Margarita González y convencerla de que la acompañara a Tarazá a ver su hijo. Con esta acción, las autoridades buscaron aclarar la situación de la sospechada masacre, que tuvo en vilo por más de 56 horas a la población de ese municipio del Bajo Cauca antioqueño ante la espera de confirmación del hecho.
“Los dos, madre e hijo, se reconocieron. Cerca de un año y medio estuvieron separados. A los dos les brindaremos atención médica y de otro tipo para garantizarles la tranquilidad”, expresó Escobar.
Luis Cética, quien durante el tiempo de la investigación apareció con varios nombres como Luis Albeiro y Luis Obardo, manifestó que dejaría su casa en la vereda de dónde salió el jueves y se iría a vivir dónde su madre.
“Ella me reconoció como mi madre y yo me iré a vivir con ella”, dijo Luis, quien ante la pregunta del porqué de la denuncia, respondió que como lo de allá no era con su familia, “mejor dejamos eso así”.
Las inconsistencias
El cambio en distintas versiones sobre los hechos, no poder dar el lugar exacto sobre la supuesta masacre, asegurar que sus padres fueron asesinados en su vereda, que los niños masacrados eran sus hermanos menores, la falta de claridad en la edad (decía que tenía 19 años y tiene, según las autoridades, 38) y otras declaraciones confusas, fueron los argumentos con los que la Policía y el Ejército comenzaron a dudar sobre la veracidad del homicidio de las siete personas.
El general José David Guzmán, comandante de la región seis de la Policía, y el general Leonardo Pinto, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Nudo de Paramillo, fueron los que estuvieron al frente de todas las operaciones para desvirtuar o confirmar de ser necesario, la masacre.
Entre las acciones emprendidas fue la búsqueda de otros familiares como lo explicó el general Guzmán. “Ubicamos a una hermana que nos dijo que el padre había sido asesinado hace 20 años en una riña en Tarazá”.
Para terminar de aclarar la situación, líderes campesinos como Ismán Andrés Henao, hablaron con habitantes del sector para confirmar la masacre, pero los labriegos dela zona negaron insistentemente en que el hecho denunciado por Luis fuera cierto.
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