Algunos jugadores, entre ellos Juan Guillermo Cuadrado y William Arboleda, le prometieron a todo niño que fuera disfrazado una victoria para que se enamoran más del Independiente Medellín y lo cumplieron.
Los que no respondieron fueron los pequeños, ya que fueron muy pocos los que asistieron al estadio Atanasio Girardot, que merece una mayor participación de la afición para el club rojo por su campaña.
Sin embargo, la Mujer Maravilla, la Brujita y el Power Rangers que decoraron el escenario seguramente se fueron endulzados con los goles de Daniel Sanabria (54’) y Ómar Pérez (93’) para la victoria 2-0 que ratificó al onceno escarlata entre los ocho de la Copa Mustang II.
El fútbol no fue ese vistoso que tantos corazones ha conquistado en esta temporada, pero el DIM fue práctico, no perdió la fe y lució inteligente para sacarle los tres puntos al Deportes Quindío que en el primer tiempo se apoderó del balón con Sebastián Hernández, aunque no tuvo claridad en el último cuarto de la cancha.
Lo mostrado por el local en el período inicial no era para alegrarle la tarde a los 16.172 hinchas que pagaron la boleta ni para cautivar a los pocos infantes que entraron gratis por anticiparse al Halloween. Por fortuna los jugadores reaccionaron a tiempo y al recuperar el toque toque generaron las escasas opciones que alcanzaron para ganar el encuentro.
El camino de la victoria comenzó con la acción que fabricó Ómar Pérez, contó con la participación de Juan Guillermo Cuadrado, incluyó el remate dentro del área de Jackson Martínez y culminó con el rebote efectivo del paraguayo Daniel Sanabria.
Las equivocaciones y la falta de sorpresa previas no alcanzaban para más; la consigna era que con un gol también se gana un partido y se conquistan nuevos hinchas, como los escasos pequeños disfrazados.
En eso fue muy inteligente el Medellín porque a partir del minuto 54 comenzó a administrar la pelota y el tiempo gracias a las variantes realizadas por el técnico Santiago Escobar.
Quindío adelantó las líneas e intentó cambiar la historia del compromiso, solo que no tuvo con quién hacer daño, debido a que Danny Santoya se perdió con la marca y sus compañeros naufragaron con la solidez de la defensa escarlata.
El sufrimiento, aunque era poco existía y todo apuntaba a que el Medallo ganaría con lo mínimo. Eso cambió cuando el árbitro William Blanco se dejó impresionar por una gran actuación teatral de Ayron del Valle en el contacto con Óscar Murillo, para un penalti inexistente.
El “regalo” fue aprovechado por Ómar Pérez a los 93 minutos para encontrar el verdadero aroma del buen café que había empezado a tomarse a los 54 y que sirvió para ascender a la cuarta posición y soñar con su participación en la semifinal del rentado colombiano.
