En una iniciativa audaz que acompañó de singulares gestos simbólicos, el Sumo Pontífice invitó a los jefes de Estado de Israel y Palestina, Shimon Peres y Mahmud Abbas, respectivamente, a "elevar una intensa oración pidiendo a Dios el don de la paz", al tiempo que les recordaba, en tono pastoral, que "construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento".
El Papa Francisco puso a disposición su casa, en El Vaticano, para este encuentro, sin hacer explícitos los procedimientos, pero con la intención de acercar a israelíes y palestinos, tras el fracaso de los diálogos el mes pasado.
Las conversaciones que se adelantaron durante nueve meses, con la mediación de Estados Unidos y la gestión diligente del secretario de Estado, John Kerry, terminaron sin acuerdo en cuestiones esenciales como la definición de fronteras, la construcción de viviendas para los asentamientos israelíes en territorio palestino, el tema de la seguridad de Israel, la situación de los refugiados palestinos y, en particular, el reconocimiento y respeto a la autonomía de los dos Estados que ha sido el escollo a superar en seis décadas de conflictos.
En la primera escala de su viaje el sábado, en Ammán (Jordania), el Papa Francisco había abogado por negociaciones para poner fin a la guerra civil en Siria y resolver el drama de los refugiados. "Constato con dolor que sigue habiendo fuertes tensiones en la región medio-oriental", expresó.
Luego el domingo en Belén (Cisjordania) y ayer en Jerusalén visitó lugares emblemáticos como la Explanada de las Mezquitas, un lugar sagrado para el islam; el Muro de las Lamentaciones, que divide a Israel de Palestina y es sagrado para los judíos por ser un vestigio del segundo Templo de Jerusalén, pero constituye una vergüenza para los palestinos, y luego visitó Yad Vashem donde se rinde homenaje a los millones de víctimas del terror nazi, en recuerdo del Holocausto.
Protagonizó también hechos de gran significado religioso, al abrazarse con el rabino judío Abraham Skorka y el líder religioso musulmán Ombar Abboud, tras de lo cual hizo una invitación concreta a cristianos, musulmanes y judíos a convertirse en "agentes de paz y justicia".
De este viaje por Tierra Santa, el segundo por fuera de Italia (el primero fue a Brasil en la Jornada Mundial de la Juventud), en la retina de los habitantes del planeta quedará la imagen del Papa Francisco con su cabeza inclinada en el Muro de las Lamentaciones, donde antes habían estado ya sus predecesores Juan Pablo II (2000) y Benedicto XVI (2009). Esta visita también la había realizado Pablo VI hace 50 años en una peregrinación por la cuna del cristianismo.
Así, el cardenal Bergoglio, quien ya antes había visitado Israel, en 1973, cuando era superior provincial de la Compañía de Jesús, puso fin a su peregrinación por Tierra Santa y regresó a Roma con la promesa del presidente israelí Shimon Peres y el líder palestino Mahmud Abas de reunirse para orar por la paz, y de ser posible avanzar en la búsqueda de la misma.
Su espíritu ecuménico, de reconciliación y unidad marcó esta visita y ojalá su oración para que los judíos, cristianos y musulmanes abran sus corazones y su mente para entenderse, logre allanar caminos para la solución de los conflictos, con un llamado expreso a no utilizar el nombre de Dios para justificar la violencia.
EL GESTO DEL PAPA ES INTERESANTE PERO PARA AVANZAR SE NECESITA MUCHO MÁS
Por HASAN TURK
Profesor Relaciones Internacionales Universidad Autónoma Latinoamericana
La visita del Papa Francisco que incluyó la parte Palestina y la de Israel fue bastante interesante y especialmente el gesto que realizó en Tierra Santa al hacerse acompañar, como líder católico, de un rabino y de un amigo argentino que es líder musulmán. El gesto del Papa es bien importante, pero no es suficiente para solucionar un problema tan delicado como el que se vive allí.
Ni siquiera Estados Unidos ha podido lograr un acuerdo, pero este apoyo por parte de un líder católico es un gesto interesante para el mundo musulmán.
Una de las condiciones para que efectivamente se pueda avanzar en el diálogo es el reconocimiento del Estado palestino. Ese sí sería un paso importante y obviamente con la intermediación de otros países.
Otro asunto crucial es el congelamiento de los asentamientos por parte de Israel en territorio palestino. Sin llegar a una acuerdo para frenar estos asentamientos y reconocer a Palestina como un Estado es muy difícil llegar a un acuerdo de paz.
El Estado israelí le envía un mensaje al mundo y a Palestina cuando incluso, durante esta visita del Papa, autoriza nuevas construcciones que no solo afectan a habitantes musulmanes sino a católicos también y no reconoce la autonomía de esos territorios.
