En Nacional no tuvo cabida. Sí en Argentina y ahora en Brasil. El antioqueño Santiago Montoya Muñoz comienza a hacerse nombre por fuera de su casa.
Hizo parte de la generación de Juan David Duque, Carlos Múnera, Angelo Rodríguez y otros chicos, algunos con presente profesional. Fueron seis años en los que intentó vestirse de verde en el Atanasio Girardot. Pero apenas era suplente en el equipo de menores, y las posibilidades se escurrían en las semanas.
Hace dos años y medio, Santiago decidió cambiar su vida. Cuando llegó al tope de las divisiones inferiores en Nacional, y veía que sus minutos cada vez eran menos y sus años más, cambió del todo. "No tenía muchas oportunidades y tenía a mi hermana en Argentina. Tomé la determinación de irme a probar suerte", sostiene el volante creativo, que en una historia de cenicienta, vivió sus primeros pasos como profesional por fuera de su Medellín.
Con su bolso al hombro, y como un juvenil cualquier, fue y se probó a Argentinos Juniors, también a All Boys, un equipo que hace un par de años estaba en la tercera división argentina. Allá, en el llamado conjunto albo, recibió la oportunidad. Empezó en la quinta categoría, luego en la cuarta, las reservas, hasta debutar en el equipo profesional.
Estuvo menos de un año, jugo 24 partidos, hizo un par de goles. Pero sobre todo, encantó con una zurda mágica, rara en un volante de creación de puro talento.
"Me recibieron bien en el equipo. Tuve la confianza del cuerpo técnico y pude hacer varios partidos buenos. Fue una experiencia distinta, pero un sueño cumplido", anota el chico que, gracias a sus buenas actuaciones, fue tentado por Brasil, hasta que hace un par de semanas fue comprado por el Vasco da Gama en una transacción que superó el millón y medio de dólares.
"Estoy muy contento. A través de las redes sociales fui muy bien acogido por los hinchas y eso me hace muy feliz. Estoy dando un salto muy grande en mi carrera ya que siempre deseé jugar en un club tan importante. Vasco es un equipo de mucha historia, que ha logrado muchos títulos y es muy organizado. Puedo decir que estoy viviendo un momento especial", dice el hombre que ha dedicado estos días a sacar los papeles para jugar sin problemas en Río de Janeiro.
Nunca ha pertenecido a una Selección Colombia, ni siquiera entre los juveniles. Pero su camino aún está por recorrer, y quién sabe, hasta pueda terminar en Nacional. "Es un asunto pendiente".
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