A veces los paisas pensamos y actuamos como coloquialmente hablamos; en diminutivo. Qué ironía.
El departamento de Antioquia ha estado acostumbrado a liderar grandes obras de infraestructura gracias a la desbordante pujanza de los habitantes de esta tierra. Se construyó el primer metro del país, actualmente se construye la hidroeléctrica con mayor generación de energía en Colombia y en su época tuvimos un envidiable sistema ferroviario. Sin embargo, por estos días observo con gran escepticismo lo que se viene para Antioquia en materia de infraestructura, lo que se requerirá en materia de competitividad para afrontar los compromisos comerciales que se vienen por la puesta en marcha de diferentes acuerdos con otros países.
Los americanos, alemanes, chilenos, suizos entre otros, tienen mucho que enseñarnos. No sólo en la ejecución, sino también en cambiar un poco nuestra mentalidad parroquiana, cortoplacista, regionalista y moralista que no nos deja avanzar al ritmo adecuado. ¿Cuántos túneles necesitamos en Antioquia? Muchos, ¿y cuánto llevamos divagando con respecto al Túnel de Oriente? Décadas. Pensemos también: ¿cuántos puertos necesitamos y cuántos tenemos? ¿Ya contamos con las carreteras para llegar a esos puertos? ¿Cómo nos vamos a conectar con el resto del país? ¿Por qué están migrando nuestras industrias a ciudades costeras?
En Antioquia no podemos ser acomplejados en este momento de nuestra historia. Tenemos un gran reto por delante y no podemos perder definitivamente nuestra diferencia competitiva frente a otras regiones del país.
El primer túnel que atravesó los Alpes (en Europa) fue el túnel de Gran Bernardo que comunica a Suiza con Italia y fue inaugurado en 1964, cuando apenas aquí se comenzaba a hablar de un túnel para comunicar el Valle de Aburrá con el Valle de San Nicolás. Definitivamente nos llevan mucha ventaja.
No obstante, algunos refutarán diciendo: "pero es que allá sí hay dinero para construir esas obras". Realmente, el obstáculo no es el dinero, el problema está en la voluntad política de los gobernantes, y en eso seguramente sí nos llevan años luz en este país europeo.
A nivel mundial para el desarrollo de este tipo de proyectos se utiliza la modalidad de concesión, en la cual, en pocas palabras, el Gobierno no aporta capital, sino que le entrega a una empresa idónea la construcción, la operación y el mantenimiento de la obra por unos años mientras recupera la inversión, para luego devolverla al Gobierno. En el mundo existen muchas compañías dispuestas a invertir en nuestra infraestructura, pero ¿por qué le tememos al sistema de concesión?
Por ahora, esperemos que exista la voluntad política de los actuales gobernantes para construir el Túnel de Oriente y que sea verdad, aunque no lo creo, que las "Autopistas para la Prosperidad" sí estén listas en seis años, así dé lástima que se esté pensando en hacerlas a un carril, cuando originalmente fueron concebidas en doble calzada. Es decir, que para cuando estén listas, ya serán consideradas obsoletas. No pensemos en diminutivo, porque terminaremos lamentándolo. Twitter @conojocritico.
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