Mañana domingo los peruanos deciden en las urnas quién será su próximo presidente.
Las encuestas siguen mostrando lo que llaman los expertos "un empate técnico", aunque Keiko Fujimori lleva una levísima ventaja.
La frase más dura de la campaña, fuera de los ataques personales de ambos, la expresó el premio Nobel Mario Vargas Llosa: "estamos escogiendo entre el sida y el cáncer".
Pareciera que poco nos importara a los colombianos lo que pase en Perú. Sin embargo, no es así. Es un país limítrofe, de un excelente comportamiento económico mantenido, de gran riqueza minero-energética y de agricultura y pesca y por lo tanto un mercado atractivo para nuestros productos.
De manera que para nuestras relaciones internacionales no es lo mismo un ganador que el otro. O no sé si ninguno de los dos.
Mantengamos el ojo abierto en lo que allá pase, pero con el otro mirando lo que se nos avecina a los colombianos en octubre con las elecciones regionales.
Prácticamente están decididos los candidatos, muy especialmente para Gobernación de Antioquia y Alcaldía de Medellín.
Las coaliciones de grupos y partidos son propios de una democracia madura en cualquier parte del mundo.
Mas lo que nosotros vemos es una mezcolanza que no obedece a ideologías políticas, identificación programática y mucho menos identidad política de partido.
Son alianzas muy raras. No es ni siquiera un noviazgo, ni encuentro amoroso, sino un vulgar concubinato circunstancial y oportunista.
No obstante, en medio de tanta confusión, hay que destacar la verticalidad del partido liberal al negarle el aval a un candidato que ha considerado al partido como un hotel para pasar unas noches de acuerdo con su conveniencia.
Quizá el castigo de la U a Gabriel Jaime Rico fue su caída en paracaídas hace cuatro meses a un partido que ya lleva ocho años y en el cual nunca había militado.
Su cálculo para llegar se dio ante la posible coalición entre la U y el Partido Conservador, con un candidato de este último para la Gobernación y uno de la U para la Alcaldía de Medellín. Es una lástima que se prorrogue por cuatro años más la aspiración de Rico, un hombre limpio, serio, estudioso, conocedor de la ciudad y con ideas novedosas.
Una vez más se demuestra que la gente quiere saber dónde está ubicado quien pretende gobernarla.
Para la Gobernación, la reciente consulta conservadora escogió a una persona cuestionada y que llegó al partido recientemente, a pesar de no haber militado nunca en sus filas. Se va completando el abanico y la responsabilidad queda en los electores.
Necesitamos gobernantes de manos limpias a quienes les podamos entregar los bienes públicos.
Dios quiera que no elijamos a dos malos.
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