Las expresiones de respaldo a la causa Palestina, la disputa marítima entre Chile y Bolivia y los llamados urgentes a hallar una solución a la crisis que desangra a Siria, opacaron los intentos de la cumbre de jefes de estado de América del Sur y Países Árabes (Aspa), por impulsar la cooperación y las relaciones económico-comerciales entre los dos bloques.
Esa fue la sensación que quedó después de que la coyuntura absorbiera la agenda de los representantes de 13 países que se dieron cita en Lima. La Cumbre, para la que se dispuso de un fuerte dispositivo de seguridad con más de 10.000 policías, se realizó en momentos de efervescencia política en el mundo árabe a los que se sumó el factor sorpresa, pues a última hora surgió una inesperada tensión entre los gobiernos boliviano y chileno por declaraciones cruzadas de sus respectivos presidentes.
El presidente Juan Manuel Santos , que asistió a la reunión entre suramericanos y árabes antes de someterse a una intervención quirúrgica, no escatimó esfuerzos en condenar la situación de Siria, donde la revueltas contra el régimen de Bashar Al Assad han causado miles de muertos.
“Es una situación que a todos nos debe preocupar porque la violencia que azota a Siria debe suscitar nuestra preocupación y nuestro interés por buscar una solución liderada por los propios sirios”, indicó.
Santos destacó, además, la importancia de consolidar la integración entre Sudamérica y árabes para aprovechar el potencial de ambas regiones, ya que a su juicio esta unión “sólo puede traer cosas buenas para sus países”.
La cumbre, cuyas dos primeras ediciones se llevaron a cabo en Brasil y Qatar, se cerrará con la aprobación de la Declaración de Lima, un documento que propondrá profundizar las relaciones políticas y económicas entre ambas regiones, aunque en esos temas poco se haya avanzado.
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