Londres en llamas, Grecia aún en el suelo, Europa en crisis, las heridas del tsunami en Japón que no sanan y Estados Unidos en dificultades. Ante tal panorama parecería que el comercio internacional colombiano estaría en aprietos. Sin embargo, esta es una oportunidad para promover comercio y tratados con los países del sur y economías emergentes.
El Tratado de Libre Comercio con Canadá entró en vigencia el 15 de agosto y son muchas las oportunidades y retos para Colombia. Por ejemplo, en 2010, del total de las exportaciones colombianas solo 1,3% tuvo como destino Canadá en contraste con 43% que llegó a Estados Unidos. Y mientras Colombia solo exportó al mundo USD$905 por habitante, Canadá importó del mundo USD$11.810 por habitante, indicando que el futuro colombiano en el mercado canadiense es prometedor.
Sin embargo, las dificultades económicas estadounidenses afectarán a la economía canadiense, cuyos ciclos de crecimiento económico están sincronizados con los de su vecino del sur. Y la salvación no es Europa, que literalmente arde en llamas.
Para Colombia, las oportunidades de negocio están en los mercados emergentes y América Latina. Según el Fondo Monetario Internacional, las economías emergentes crecerían alrededor de 6% en 2011, en contraste con 2% en los países desarrollados. Simultáneamente, en 2009, las economías emergentes y latinoamericanas representaron el 38% de la economía mundial y esta cifra seguirá subiendo.
No obstante, hay que tener precaución al integrarnos más con las economías del sur y emergentes, pues mayor intercambio económico también significa mayor interdependencia, influencia política y alianzas con objetivos comunes. De éstas hay que sacar provecho pero cuidado con contagiarnos de las malas prácticas de los nuevos aliados o socios.
Por ejemplo, China representa un mercado atractivo por su crecimiento acelerado. Sin embargo, el gobierno chino viola los derechos humanos de manera reiterada al coartar la libertad de expresión, censurar la prensa y restringir las libertades políticas (como lo hace la dictadura cubana y pretenden algunos países latinoamericanos).
Igualmente, Colombia no puede caer en sistemas de partidos únicos o partidos "marionetas", donde los contrapesos de la democracia desaparezcan y se pierda la crítica constructiva y la protección de los derechos de las minorías y grupos vulnerables.
Así pues, las oportunidades económicas para Colombia con sus vecinos del sur y el resto de economías emergentes son prometedoras y deben incluir nuevos tratados de libre comercio, pero debe tener precaución para no dejarse contagiar de las malas prácticas de sus futuros socios.
Por el contrario, Colombia debe ser líder y ejemplo para sus futuros nuevos aliados en democracia, equidad e inclusión.
Sin duda, el sur está de moda.
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