El alza estaba cantada. Lo sabían las amas de casa que van al supermercado y a las tiendas de barrio. Y lo presentían los 42 analistas que recientemente le confesaron al Banco de la República en una encuesta que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) podría acelerarse en julio de este año, llegando a un 0,34 por ciento, o sea el doble del registro de igual mes del 2007.
Los más optimistas esperaban una inflación mensual del 0,11 por ciento. Los más pesimistas llegaban en sus cábalas a un 0,79 por ciento. Es decir, más de 4,6 veces el IPC del mismo séptimo mes, pero del año anterior.
Todos se pelaron en los pronósticos. Ayer el Departamento Nacional de Estadísticas (Dane) reportó que en julio la inflación fue del 0,48 por ciento, bastante distante del 0,17 por ciento de igual mes del año anterior, pero tampoco tan exagerada como el 0,79 por ciento vaticinado por algunos expertos del mundo económico.
Por donde se le mire, los ingresos de las familias están siendo menguados por cuenta de la inflación.
En lo corrido del año la pérdida de poder adquisitivo se refleja en un IPC del 6,53 por ciento, cuando entre enero-julio de 2007 ese indicador se había situado en el 4,72 por ciento.
En los últimos doce meses, contabilizados entre agosto de 2007 y julio 2008, el signo de la aceleración inflacionaria también se aprecia con la tasa del 7,52 por ciento, cuando en el período agosto de 2006-julio de 2007 había marcado un 5,77 por ciento.
La lista de bienes y servicios más desbordados en precios la encabezó transportes y comunicaciones, con un alza en julio del 0,89 por ciento. Los alimentos estuvieron en segundo lugar, con el 0,74 por ciento, mientras que el tercer lugar lo ocupó la salud, con el 0,46 por ciento.
Algunos productos, cuya demanda ha caído entre los colombianos, sirvieron para quitarle combustible al IPC. Tal es el caso del vestuario, cuyos precios tuvieron una variación negativa del 0,13 por ciento. Tan apretados están los presupuestos, que hasta las diversiones se han postergado. De hecho, el rubro de cultura, diversión y esparcimiento retrocedió un 0,03 por ciento en julio. La educación, con su menos 0,12 por ciento, también se tradujo en un punto de alivio para el índice general de inflación.
Por ciudades, Medellín marcó en julio un IPC del 0,54 por ciento, que la sitúa en tercer lugar, después de Cali (0,62) y Montería (0,60).
¿Más dinero caro?
Vale recordar que el repunte inflacionario llevó el pasado 25 de julio al Banrepública a incrementar las tasas de interés del 9,75 por ciento al 10 por ciento.
Lo hizo para restarle dinámica al consumo, en momentos en que la economía se desacelera. En efecto, en el primer trimestre el Producto Interno Bruto (PIB) fue del 4,1 por ciento, cuando en el período enero-marzo de 2007 estuvo en 9,11 por ciento.
En junio, los analistas sondeados el Banrepública estimaron que en el 2008 la inflación podría cerrar en el 5,92 por ciento. En julio, antes del incremento del costo del dinero por parte del Emisor, los mismos especialistas subieron su pronóstico de IPC al 6,57 por ciento. En ambos casos, se trata de cifras que van dejando cada vez más rezagada la meta del banco central, que se mueve entre un 3,5 y 4,5 por ciento.
El revisionismo está de moda. Hasta el ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, reconoció esta semana que "los datos del Dane sobre producción industrial, ventas del comercio y el consumo de los hogares demuestran que la desaceleración es más fuerte de lo previsto". Por ello, replantearán su estimativo de un crecimiento económico del 5 por ciento para este año.
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