En la actual campaña presidencial estadounidense se inició una discusión supremamente interesante sobre el papel del Estado en la financiación de la investigación.
La polémica entre Romney y Obama surgió a partir del modelo de ARPA-E, programa de investigación aplicada en energía que en 2011 recibió del erario 180 millones de dólares.
La investigación aplicada permite la aplicación de los conocimientos científicos en la producción de nuevos bienes y procesos industriales. Mientras que la investigación básica se centra en la búsqueda de nuevas teorías y principios científicos para posteriormente, emplearlos en beneficio de la sociedad y la industria.
Así que la segunda garantiza la sostenibilidad en el tiempo de los procesos de innovación, porque la Investigación Básica origina los fundamentos científicos que serán aplicados. Mientras que la Investigación Aplicada es catalogada como competitiva, de interés de las empresas y con un rango de riesgo más bajo.
Romney dice que el Estado, de manera particular mediante el programa ARPA-E, debe financiar en mayor medida la Investigación Básica en energía, que aún se encuentran en fases tempranas y con alto riesgo para financiación por parte del sector privado.
Obama, en cambio, defiende la prioridad del programa a la Investigación Aplicada.
Frente a ello, la discusión se da en torno al papel del Estado en la financiación de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La respuesta debe de tener en cuenta la situación del país en inversión e Innovación y las capacidades institucionales de las organizaciones académicas y empresariales.
Un país como el nuestro requiere de un equilibrio entre ambos tipos de investigación consultando las particularidades de cada subregión del país.
Ambos urgen de fuertes componentes de innovación social y apropiación social del conocimiento para que la producción de conocimiento de respuesta a las necesidades de la sociedad y la industria.
Para el país, desde Colciencias, la estrategia para impactar la Investigación Básica y Aplicada es la formación doctoral como falencia nacional.
Razón por la cual desde 2010, un 50% de los recursos estaban comprometidos con el programa de formación de doctorados, tanto en Colombia como en el exterior.
El presupuesto restante de la entidad se destina a apoyar proyectos de investigación aplicada y emprendimiento. Así entre 2010 y 2011, Colciencias apoyó 290 proyectos por valor de $91.389 millones de pesos.
Sin embargo, la última encuesta del DANE, expresa que en Colombia 1 de cada 200 empresas son innovadoras.
Conscientes del equilibrio en la financiación de Investigación Básica y Aplicada, la apuesta de Colciencias, y todas las organizaciones públicas que financien Ciencia, Tecnología e Innovación, debe enfocarse en la implementación de estrategias efectivas.
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