Los jugadores que se destacan en un Mundial son reconocidos aún muchos años después del retiro del fútbol.
Y los homenajes se repiten por doquier tanto en los propios países como en invitaciones a otros. Es en la Copa Mundo cuando la Fifa aprovecha para invitar y homenajear a los que hicieron crecer la fiesta del Mundial como el evento más importante del mundo contemporáneo.
Pelé, de camisa azul, se destaca entre sus colegas, así como Eusebio. Cada vez que uno de ellos llega a un país, la prensa lo anuncia porque es noticia. Millones de personas quieren saber si va a estar cerca para poder salúdalo o verlo de lejos.
Y sirve para razones prácticas: en enero de 1998 René Higuita viajaba de México invitado a la Gala de la Federación de Historia del Fútbol a Alemania y estaba de tránsito en el aeropuerto De Gaulle, el más importante de París, sin visado para estar allí. Un funcionario francés lo reconoció y mejor atendido que lo que tocaba lo embarcó para Francfort. Por si fuera poco, el mismo René Higuita fue invitado hace un año a Mónaco para estampar sus manos en el Salón de la Fama de Montecarlo. Es un reconocimiento eterno el que se propina a los futbolistas mundialistas.
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