Se les puede hacer un poco extraño el nombre para un restaurante, pero en realidad me parece uno de los más apropiados en esta época de penurias para muchos ciudadanos que están cobijados por el nefasto once por ciento, cifra que corresponde a nuestro desempleo y muchas veces a lo que cobran algunos vivos que viven de una cosa que se llama el gotero o algo por el estilo. Un módico veinte por ciento cada día por un préstamo menor...
Y, atención emprendedores, que estamos en su época. Emprendedores para una fábrica de arepas, o de escobas o empanadas que es lo que algunos recomiendan a los pobres cuando no pueden encontrar un empleo como Dios manda, es decir, con una mesadita más o menos decente, de esas que no dejan morir sino un hijo de hambre... los demás están en estado de "no coma".
Me perdí del tema que era sencillamente fabuloso porque ahora en los velorios, aún en los de alto vuelo, de esos cuyos muertos llegan al cielo en vuelo charter, dicen ellos, sirven unas comilonas que no envidian un patacón a las viandas de los cinco estrellas. Entonces digo a los emprendedores que instalen su oficina con informes sobre velorios con direcciones, menú y duración de la "fiesta". Con un pago módico, el rebuscador encuentra una cena de primera calidad y el emprendedor entra a la lista de los que hacen trapeadoras.
PAUSA. "Todo vale nada y el resto vale menos".
TRANCÓN . Cuando se inventó y se puso a punto aquello o esto de la televisión, la internet y demás hermosas monstruosidades de los siglos veinte y veintiuno, no imaginamos que este pedacito de Vía Láctea (no es con usted don Genaro, el de la leche en Colombia) podría convertirse en algo así como una calle por los lados de El Hueco en Medellín o la avenida Las Vegas a la hora del almuerzo. Entre otras cosas los tacos son causados por los dueños de los automóviles que llegan a las ocho, cuadran su vehículo y esperan la "sirena" de las doce para el acto del taco. La función tiene bis a la hora de la comida.
Y bien, la Vía Láctea se está infartando porque ya cuando uno intenta enviar un mensaje por internet se encuentra con un montón de cosas raras. Un chofer que chatea con doña Camila, la de la panadería, un tendero metido en el FACE book hasta las orejas y sin saber por dónde sacarlas a por un "chuzador" profesional que le dice: perdón, pero yo estaba buscando la entrada a Palacio. Y uno no sabe si palacio es una casa grande y cara o el apellido de un fulano que no tiene peso para comprarse un computador. El caos del cosmos.
Por eso, y para no tener líos internéticos, dije a una amiga: allá te envío las instrucciones para la torta con un paje que contraté mientras se para el sistema... porque se acaba de caer y parece que se rompió la columna vertebral.
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