C on la decisión ganarse los votos de los votantes indecisos en juego, y a 15 días de que los estadounidenses acudan a las urnas, el presidente Barack Obama , y su rival Mitt Romney se enfrentaron ayer, ante las cámaras, en un tercer y último debate.
En la cita, en la Universidad de Lynn, en Boca Ratón, Florida, ambos candidatos buscaron el impulso definitivo hacia a la victoria en una cerrada contienda, sacando sus mejores cartas de política exterior, con la moderación de Bob Schieffer , de la cadena CBS.
Pese a que algunos analistas citan la guerra en Afganistán u otros tópicos de seguridad nacional como una gran preocupación, Obama no dudó en referirse a varios éxitos logrados durante su mandato, desde el fin de la guerra en Irak hasta la muerte de Osama bin Laden .
Por su parte, el candidato del Partido Republicano intentó hacer énfasis en los temores sobre el potencial nuclear de Irán y la violencia en Libia para tratar de extender las dudas sobre el liderazgo de Obama, tanto en el país como en el extranjero.
Gran parte del debate se centró en Oriente Medio, aunque otros temas -como el comercio con China y la crisis de deuda de Europa- le dieron a los candidatos un camino para referirse a las preocupaciones económicas domésticas.
David Yepsen , director del Centro de Políticas Públicas Paul Simon en la Southern Illinois University, dijo a AP que los objetivos de Obama anoche fueron: demostrar que “no tiene que pedir disculpas por la forma en que ha conducido la política exterior”, y cuestionar la experiencia de Romney en asuntos internacionales.
Yepsen sostuvo que China podría ser un problema para Obama durante la campaña, ya que Romney se ha comprometido con tomar medidas enérgicas contra las políticas comerciales de China, si es elegido.
“La política exterior no ha sido un gran motor en esta campaña, pero creo que Romney podría ponerle la guinda a la torta si la gente dice: ‘Este tipo es un líder en asuntos mundiales’”, concluyó.
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