El tono de la voz de Rigoberto Urán sonaba algo agitado y tenía suficientes razones para que ello fuera así.
Acababa de terminar la cuarta etapa de la Vuelta a España, en la que además de cumplir formidable actuación, había visto in situ lo que finalmente derivaría en una contienda verbal.
Horas atrás, y cuando faltaba lo clave de la tórrida jornada, el líder Alejandro Valverde (Movistar) había rodado por el piso, cuando se formaron los abanicos. “Los Sky provocaron el percance”, dijo inicialmente el técnico Eusebio Unzué -después rectificó-, quien vio perder no solo el liderato sino 55 segundos considerados clave, en esa confrontación de fuerzas entre Joaquim Purito Rodríguez (Katusha), Alberto Contador (Saxo Bank) y Chris Froome (Sky).
“En la caída de Valverde no tuvimos nada qué ver. En el momento que sopló duro formamos el abanico en la carretera y asumimos el control”, dijo ayer desde Valdezcaray el pedalista urraeño, quien rememoró el triunfo de Fabio Enrique Parra, allí, en 1991.
Cuenta Urán que hay muchos nervios, un fuerte calor -más de 40 grados- “que nos deshidrata y esto se parece al calor de Mariquita”, relata el sexto de la general, quien confirmó que su compañero Sergio Luis Henao fue tumbado por una moto en la etapa anterior, pero que está firme en el puesto 12, a 52 segundos.
“La Vuelta está muy caliente”, remató el aspirante a un sitio entre los diez, por cuanto es escolta de su líder Froome.
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