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Santos y la legalización

  • Federico Hoyos Salazar | Federico Hoyos Salazar
    Federico Hoyos Salazar | Federico Hoyos Salazar
25 de noviembre de 2011
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Cuando me enteré de las declaraciones del Presidente Santos frente al tema de la legalización de la droga, no me pareció extraño que una vez más se alejara de las banderas de gobierno que lo llevaron al poder, pero sí me pareció que sus declaraciones pueden tener efectos negativos en la moral de la tropa y en las relaciones con Estados Unidos, además de abrir un debate de nunca acabar que se lleva más en el plano teórico que práctico debido a la dificultad de su realización.

Primero, la propuesta del Presidente Santos de abrir el debate sobre la legalización de la droga, impacta negativamente la moral de los miembros de las Fuerzas Armadas que diariamente exponen su vida en el monte, en los ríos, mares y ciudades de Colombia, para evitar el tráfico de narcóticos dentro y fuera del país. ¿Qué puede sentir un Comando Jungla que se juega su pellejo diariamente, esquivando balas y minas antipersona cuando su Comandante en Jefe habla de la legalización del producto que él diariamente evita que se produzca y comercialice? Mal mensaje para nuestros policías, soldados y marinos.

Segundo, ¿es conveniente que una vez firmado el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el Presidente hable de un tema tan sensible para el país del norte, teniendo en cuenta que ha sido éste quien más recursos ha dado a Colombia para combatir el narcotráfico? Las palabras de Santos mandan un mensaje confuso a los políticos americanos que han financiado a Colombia en materia militar y social. Es probable que se ponga en riesgo millones de dólares en recursos para el Plan Colombia. Adicionalmente, no olvidemos que estamos a menos de un año de elecciones presidenciales en Estados Unidos, y que hay una amplia y fuerte baraja de candidatos Republicanos que pueden hacer frente a Obama y los Demócratas en la batalla por la Casa Blanca y cuyas posiciones frente al tema de la droga son bastante menos liberales que las de Santos.

Tercero, y en cuanto a la inefectividad de la legalización de la droga. Hasta los más acérrimos defensores de la legalización han aceptado que si Estados Unidos no toma pasos a favor de esta iniciativa, el debate se puede dar pero estaría muerto y fundado sólo en la discusión y la teoría, no en la realidad. Más aún, para que la legalización pueda tener los efectos deseados en cuanto a disminución de su precio y consumo, la política de legalización debe ser global y no exclusivamente de uno o pocos países. Es decir, una utopía.

Claro que hay que abrir un debate amplio sobre la lucha antidrogas; una discusión de propuestas creativas y diferentes a las ejecutadas hasta ahora. En este sentido es de vital importancia insistir en la corresponsabilidad que tienen los países consumidores con los países productores, que usualmente son pobres. Mientras para un campesino humilde, siga siendo negocio cultivar y procesar cocaína, es muy difícil que esta historia se acabe. Es, por lo tanto, necesario generar programas robustos y audaces que les brinden a quienes viven en el campo, una opción rentable y diferente al del negocio de la droga. Los recursos europeos, americanos e incluso asiáticos para esta iniciativa deben hacerse presentes.

El argumento de la legalización como alternativa a las fallidas políticas de combate contra el narcotráfico es inconveniente debido a que no se puede mandar un mensaje de fracaso del Estado frente a este tema. Parece que la lógica de algunos defensores de la legalización es: si no puedes derrotar a tu enemigo, únete a él. Un gobierno fuerte no debe proceder bajo esta lógica.

Finalmente, -aunque repito, no me extraña- sí genera confusión que el Santos, quien prometió conservar las banderas del anterior gobierno, hable de legalización y no de penalización de la dosis mínima, como tanto insistió su antecesor. Una vez más, Santos incumple con la continuidad que tanto prometió defender.

Post Scriptum: Por el bien de Medellín, los próximos Secretarios de Gobierno y Seguridad, deben ser personas que combatan a los delincuentes con fórmulas diferentes a las de la actual Administración. Más realismo, menos romanticismo.

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