Los nuevos datos sobre el crecimiento de la economía colombiana, como es el caso del sorpresivo aumento del PIB del 5,1 por ciento durante el tercer trimestre del año, confirman que el proceso de recuperación económica avanza progresivamente.
También se observa cómo, gracias en buena parte a la política de expansión del gasto público y de apoyo a ciertos sectores, hay relevo en los motores del crecimiento.
Efectivamente, las cifras del DANE muestran el extraordinario avance del PIB de la construcción: 21,3 por ciento en el tercer trimestre y 11 por ciento en lo corrido del año.
De esta forma, este sector está tomando la posta del crecimiento que en años pasados estuvo en manos de la minería.
Ello constituye un hecho económico altamente beneficioso, gracias a los impactos favorables de la construcción sobre el resto de sectores, especialmente la industria y la generación de empleo.
Este crecimiento es un resultado inducido por las políticas gubernamentales tendientes a reactivar la alicaída economía. Entre ellas están el Programa PIPE, las bajas tasas de interés para el crédito hipotecario y los otros programas gubernamentales de vivienda, como el de las casas gratis.
El buen desempeño del sector también se vio favorecido por la ejecución de la inversión pública en infraestructura que creció 18,6 por ciento.
La agricultura es otro de los sectores que registró un crecimiento importante durante el tercer trimestre del año, 6,6 por ciento. En este caso las políticas gubernamentales, como el programa de renovación cafetera, también han mostrado su eficacia. Sin embargo, este ritmo de crecimiento difícilmente podrá mantenerse pues el resto de actividades agropecuarias no crecen a tasas altas.
De igual modo, otros sectores, como la minería y el comercio, crecen favorablemente. Este no es el caso de la industria que, aunque se recupera, todavía se mantiene en terreno negativo, -1,0 por ciento.
Por el lado de la demanda se registran algunos cambios. Su crecimiento durante el tercer trimestre, que fue del 6,0 por ciento, respondió al aumento en la inversión y el consumo público, aunque el consumo de los hogares creció a una buena tasa, 4,0 por ciento.
No obstante que en las actuales condiciones es positivo que el crecimiento esté liderado por sectores no transables, como la construcción, y que el gasto público cumpla una importante función dinamizadora, no debe perderse de vista que el país no dispone de un sector exportador sólido.
Basta ver cómo, por un bajo crecimiento de las exportaciones, el sector externo le resta crecimiento a la economía: en el tercer trimestre ello equivalió a un punto porcentual del PIB.
Ahora que las cosas comienzan a cambiar en el mundo, especialmente en Estados Unidos, lo cual representa oportunidades para nuestras exportaciones, se deberían potenciar las ventajas que ofrecen los TLC. A ello se suma que las cosas en el frente cambiario lucen más favorables.
Para ello es fundamental emplear a fondo la política de promoción de exportaciones así como las sectoriales, en particular la industrial y la agropecuaria.
En este sentido es necesario que los esfuerzos del Gobierno se dirijan a ampliar y fortalecer la capacidad productiva de los sectores transables de tal forma que el crecimiento de la economía se soporte sobre bases que lo hagan más sostenible.
Esto ayudaría a tener un desarrollo más equilibrado entre sectores y facilitaría que la transición hacia una reducción progresiva de los estímulos fiscal y monetario no sea traumática.
Sectores que le dan impulso más firme a la economía siguen estando deprimidos
Por EDUARDO SARMIENTO
Director de Estudios Económicos de la Escuela de Ingenieros Julio Garavito.
Interpreto el crecimiento del 5,1 por ciento del PIB como el resultado de dos factores en cierta manera aislados, uno, el crecimiento del 40 por ciento del café y otro, el del 20 por ciento de la construcción, impulsado principalmente por las obras civiles.
Estos son comportamientos atípicos que se dan únicamente por un tiempo y luego desaparecen.
En cambio, los sectores que le dan impulso a la economía como serían la industria, lleva un año en recesión, y la agricultura, los cultivos transitorios, que son los que tienen más demanda mundial, están totalmente deprimidos.
No es fácil entender cómo una economía que crece a esos ritmos no puede soportar un incremento de salarios en términos reales de 1,5 por ciento.
Una de las características de cualquier sistema que crezca a altas tasas es que sus salarios evolucionen rápidamente.
De manera que si tenemos crecimientos tan altos en la economía, que obviamente son más altos en dólares, es porque esas ganancias están yendo todas al capital y están empeorando la distribución del ingreso.
