Tráigame un Malbec, por favor". - Por supuesto, ¿cómo desea que se lo sirva?
- En la cara y en la espalda.
Así es, así lo usan y hay qué ver como pasan de bueno en los spas del vino, que abren sus puertas con un jugoso portafolio de servicios, por lo general al pie de una viña y siempre en instalaciones de ensueño montadas por la misma propiedad o también por cadenas hoteleras.
Pero, ¿no es mejor beberse el Cabernet Sauvignon, acompañado con un poderoso solomito sterling, que derramarlo a chorros en un tonel para darse un baño de relajación e hidratación de la piel?
Cada uno verá, pero según cuenta Lorena Alonso, representante del spa Patios de Cafayate, en Salta, Argentina, sus clientes viajan desde Francia, España, Alemania o Canadá para atestiguar la cosecha, tomarse un rico blanco Torrontés, la cepa estrella de la región, y, por supuesto, prestar el cuerpo para un gommage, que es un masaje con pepitas de uva mezcladas con sales andinas, o ponerle la cara a un tratamiento antiaging basado en una emulsión de polifenoles, que en vinos les dan el color a los tintos y que en estética dicen que reafirma y rejuvenece la piel.
En La Patagonia argentina, en la bodega Valle Perdido, de Neuquén, el portafolio incluye envolturas de vino y fango, de vino y miel y de vino y algas, además una inmersión de vinoterapia y ducha Vichy (de chorros múltiples); en el Hotel golf Perelada, en Girona, España, ofrecen la envoltura alma de Gran Reserva; en Santonja Spa, del Yatch y Golf Club en Paraguay, tienen en la carta el mix de barro y vino, y el Hotel Arzuaga, en Ribera del Duero, España, montaron un jacuzzi donde el vino para el baño y para la copa son los mismos, todo esto a la luz de las velas.
Se trata de la explotación de las virtudes de la uva contenidas en la piel, las semillas y la pulpa.
Nos habían contado que, al beber, el alcohol presente en el vino licúa la sangre, que sus polifenoles protegen los vasos sanguíneos, que reduce la tasa del colesterol perjudicial y hasta se enfrenta con el Alzheimer, por supuesto siempre considerando un consumo moderado y nunca equiparando la bebida con una dieta sana o la práctica de actividad física; ahora lo que encontramos son usos como el peeling con pepita de uva o el baño de levadura de uva mezclada con leche de cabra, todo para verse y sentirse mejor.
"Utilizamos el jugo de uva en un punto en el que el grado de alcohol es muy bajo para certificar que no sea dañino para la piel", dice Lorena, en Patios de Cafayate, destino para el que los turistas deben volar a Buenos Aires y luego dos horas a Salta, más 3 horas y media por tierra hasta el spa.
Pero ¿se pierde vino? Realmente no porque los mejores productos sin duda son destinados para la botella, incluso hay unos elegidos que pasarán sus tres años de reserva en barricas y a esos las bodegas les dan tratamiento de estrellas, y porque con el inventario actual, que medido por una sola firma productora puede alcanzar los 2.2 millones de litros por año, en el mundo hay vino para todos: para beberlo con una lasaña de carne deliciosa, en el caso del Tempranillo, y hasta para darse una cura de pies al vino blanco.
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