Orlando Marín está seguro de que si se hiciera una encuesta de popularidad en las calles de cualquier ciudad del país, los motociclistas serían los peor calificados. Sabe que la mayoría de la gente los culpa del caos y de la permanente tensión que se experimenta en la jungla de cemento.
"Los conductores de bus nos culpan a nosotros, los de carro particular a nosotros, lo taxistas a nosotros, los peatones a nosotros. La verdad, yo creo que todos somos un poco bestias y cada uno tiene su parte de responsabilidad".
Orlando es un hombre de 38 años de los cuales casi 20 han transcurrido sobre dos ruedas. Desde hace 16 años trabaja en la empresa de servicios exequiales Prever. Su tarea es recorrer la zona nororiental de Medellín para recaudar las mensualidades de los clientes.
Cada mañana define la ruta que debe recorrer, organiza la documentación necesaria, se pone el casco y el chaleco, se cuelga el morral de trabajo, y sale del parqueadero que la empresa tiene en un costado de la sede, en el Parque de Bolívar. Se sube a la Honda Eco 100. "Esta moto es de cuatro tiempos, son más económicas y contaminan menos que las de dos tiempos"
Sobre ruedas ha experimentado casi todo: 20 accidentes, algunos muy graves, otros no tanto "aunque el susto es el mismo". Le han robado tres motocicletas, lo han atracado quitándole el dinero que llevaba. Todos los días le recuerdan a su madre, más de una vez le han mostrado revólver.
"La gente puede ser muy agresiva. Cuando uno se sulfura, le resulta otro más bravo y ahí uno tiene que bajar la guardia". Siempre, asegura, queda como un temblor en el cuerpo, la sensación de miedo es alta. Esa es la cotidianidad.
Este hombre habla con propiedad, se expresa muy bien, las señoras dirían que es un señor muy culto. No una bestia, como le dicen en la calle.
Su exposición al riesgo es altísima: En primer lugar está la posibilidad de perder la vida en un accidente, luego la de que por robarle el dinero que lleva lo ataquen con un arma.
Son los más vulnerables
Recorrer la calle todos los días, expuesto a climas extremos es otro de los elementos de riesgo latente que desencadena enfermedades del sistema respiratorio. Subyace, además, el estrés natural de quien pasa todo el día en las calles y se enfrenta al temperamento agresivo de la mayoría.
La directora de la Cámara de Riesgos Profesionales de Fasecolda, Paula López Vendemiati, explica que los motociclistas hacen parte de la clasificación cuatro en el nivel de riesgos del sistema colombiano, en la que se ubica en general el grupo de los transportadores. Ellos, dentro de este rango están en un nivel de exposición al riesgo superior por cuanto son mucho más vulnerables. Entre su cuerpo y el asfalto no hay nada.
La participación del sector en el balance de riesgos es de 16 por ciento y la tasa de mortalidad es de 16 sobre 100.000.
Según un análisis del tema de la facultad de Salud Pública de la Universidad del Valle, "para los motociclistas, más que para cualquier conductor en las calles, el riesgo de un accidente es muy alto y las consecuencias del mismo son mayores. "Los traumas de columna o cerebrales tienen un alto nivel de incidencia, especialmente cuando la persona vuela por el aire y cae bruscamente al suelo".
En el mejor de los casos, las consecuencias son de fácil tratamiento. Lesiones en la piel o contusiones leves. En otros, la posibilidad de tener una incapacidad permanente aumenta. Según las estadísticas de Fasecolda, la participación de riesgo de incapacidad parcial o permanente de la categoría transporte es de ocho por ciento, mientras que la incidencia es de 133 sobre 100.000.
Orlando Marín es consciente de que la imprudencia es culpable de muchos hechos lamentables. "Creo que en el 40 por ciento de los accidentes que he tenido he sido imprudente, pero también hay que decir que muchos conductores son agresivos al manejar".
Camilo Ospina Saldarriaga, director de Gestión de Suratep, cree que si hubiera más cultura de la prevención en los conductores de moto se evitarían muchísimos accidentes. "Hay que ver los fines de semana, cuando hay menos tráfico, la manera de conducir de muchos motociclistas domiciliarios, violan todas las normas básicas, van en contravía, no usan casco, no respetan los pares?".
"Eso es cierto -dice Marín- sin embargo tengo que mencionar lo que le pasó a mi compañero Rodolfo. Estaba parado en un semáforo cuando llegó una volqueta a tanta velocidad que lo arrolló y lo mató. Él era uno de los más prudentes al manejar, respetuoso de la norma y vea, un conductor agresivo le quitó la vida. Todos tendríamos que cambiar de actitud en la calle".
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