Proteger la Tierra, ¿para qué? ¿Para salvarnos? Escenarios de una posible extinción son distintos y algunos nada descabellados. Es más, algún día todos seguiremos el camino de Antonio Ricaurte.
Desde una letal supernova tipo Ia, que cabe dentro de los análisis astronómicos como plantea Ed Sion, hasta la conversión de los océanos en mortal ácido sulfhídrico por el calentamiento de los polos y la disminución de las corrientes marinas, catástrofe que se vivió hace decenas de millones de años y que es real, como indica Peter Ward, Ph.D., paleontólogo de la Universidad de Washington.
El Día de la Tierra, el día sin carro. Asunto de pesimismo y optimismo, para analizar más allá de la montada simbólica en bicicleta de dirigentes tipo lobo de Caperucita.
La Tierra debería estar enfriándose tras 10.000 años de clima templado, según registros de los últimos 2,5 millones de años, pero no ha repetido el ciclo y todo apunta al hombre como responsable.
Dos o tres millones de años antes de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones, el planeta se había calentado unos 10° C, lo cual hacía insostenible la vida, según hallazgos en la Antártida.
Hasta la semana pasada, las ofertas de los países para reducir sus emisiones de gases para que la temperatura no suba más de 2 grados en 2100 y no panda el cúnico , no eran suficientes. La temperatura seguirá al alza con o sin días sin carro. Para Ward los autos son un problema, pero no el mayor: preocupa más la energía sucia con que se fabrican. En Estados Unidos son 300 millones de habitantes y 300 millones de autos. En China, una de cada 100 personas posee auto. ¿Qué significará darle un carro a cada chino, basados en la negra energía del carbón? ¿Cuánto CO2 adicional, así 500.000 autos en Medellín se queden 12 horas en el garaje?
Lo de acá es una campaña que no es discutible, pero se requiere pensar más allá. Los escenarios catastróficos cada vez son más posibles. Stewart Brand, editor durante 30 años del Whole Earth Catalog , cita dos, de varios que se sugieren. Si la temperatura sube 5 grados, habría recursos para 1.500 o 2.000 millones de humanos. Sobrarían unos 7.000 millones, según el año. Imagínense quiénes quedarían vivitos y coleando. Claro que los que sobraran no morirían a punta de Coca Cola, para tranquilidad de don Evo.
Para revertir tal situación, se necesita remplazar la energía del carbón, algo del gas natural y del petróleo. Significa 13 teravatios de energía limpia o decenas de miles de kilómetros cuadrados de parques eólicos, de paneles solares, reactores y geotérmicas, y así por el estilo.
Si los gobernantes no se limitan a montar en bicicleta cada 22 de abril, hay esperanzas. La humanidad está frente a su más seria amenaza. Es tiempo de movilización, de trabajar juntos en una revolución: del rediseño de las ciudades, hasta de la agricultura. La geoingeniería para contrarrestar los efectos climáticos es un mundo de posibilidades. El reto exige esto y más, así cerrar la llave del agua sea útil y los próximos pocos Días de la Tierra sean un llamado serio y coherente para actuar los otros 364 con soluciones inteligentes. Pocos, porque cada día hay menos tiempo.
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