La encuesta Gallup Poll realizada para El Colombiano, publicada el pasado viernes, que mide, entre otras cosas, el estado de ánimo en las cinco grandes ciudades del país y la favorabilidad de personajes e instituciones, muestra un sensible cambio de percepción entre los encuestados. Ahora tienen menos razones para pensar que las cosas van por mal camino.
Si hace poco menos de un año (agosto de 2013) el sentimiento de pesimismo llegó al 82 %, hoy ha caído al 37 %. No obstante, la percepción de que las cosas van mal sigue siendo ligeramente superior a aquella de quienes piensan que las cosas van bien (35 %).
Qué duda cabe de que el fin de la campaña electoral y la definición del destino político para los próximos cuatro años pero, sobre todo, la celebración del Mundial de Fútbol en Brasil, donde la Selección Colombia cumplió una sobresaliente actuación, han servido de bálsamo para aplacar un ambiente que, hasta el 15 de junio, fue de crispación e incertidumbre.
Atada a la percepción sobre el rumbo del país va siempre la valoración sobre la gestión del gobierno y, particularmente, la del presidente de la República. Luego de su triunfo en segunda vuelta, el presidente Juan Manuel Santos ha preferido un perfil bajo mientras prepara, con los variopintos sectores que lo apoyaron, acuerdos políticos y burocráticos que le ofrezcan gobernabilidad en su segundo tiempo. Hoy el 48 % de los consultados tiene una imagen favorable de Santos (frente a una negativa del 43 %), y el 53 % aprueba su gestión presidencial. Para alguien que ha reconocido una y otra vez sus falencias comunicativas, no es un resultado malo.
En cambio, los indicadores para el más visible líder opositor, el expresidente y senador electo Álvaro Uribe Vélez, invierten los registros históricos medidos desde julio de 2002. Por primera vez, el expresidente tiene mayor imagen desfavorable que favorable. La percepción positiva de su figura cae al 45 %, y la negativa sube al 49 %. Este resultado a él mismo seguramente no le sorprenda. Su inminente posesión como senador le permitirá encauzar su oposición al gobierno, firme y sin pausa, por la vía del debate parlamentario institucional.
A propósito, este Gallup Poll arroja que el 61 % de los encuestados considera que las pasadas elecciones fueron "limpias y transparentes", y que exactamente ese mismo porcentaje (61 %) apoya la eliminación de la reelección presidencial inmediata.
Entre las instituciones con mayor favorabilidad entre la opinión pública continúan en primer lugar las Fuerzas Militares -algo de lo que nunca deberían olvidarse tantos malquerientes suyos-, y entre las peores están las de siempre: partidos políticos, Congreso, las Farc y, esta sí que duele, el sistema judicial.
Justo en dos semanas se instalará el nuevo Congreso, donde la oposición política deberá jugar un rol fundamental, con el reto de no dejarse aplastar por la aplanadora oficialista. De la inteligencia y sensatez de las fuerzas opositoras, y del compromiso de la coalición de gobierno para respetar las garantías democráticas y hacer una gestión decente y fundada en el interés general, dependerá que esta tregua al pesimismo no sea apenas un paréntesis para un país acostumbrado a las tempestades.
LA BURBUJA DE OPTIMISMO NO FUE TAN AMPLIA COMO EN OTROS GOBIERNOS
Por JORGE LONDOÑO DE LA CUESTA
Gerente de Gallup Colombia
En esta última medición de Gallup Colombia (el Gallup Poll N° 101 de junio de 2014), sí hubo un movimiento favorable de optimismo, pero no se generó una burbuja tan alta de optimismo como ocurría en gobiernos pasados. Y esto se explica porque de todas maneras, el país quedó en un nivel de polarización alto. Si esa polarización no fuera tal alta, considero que lo esperable es que el optimismo tendría que haber subido un poco más.
Esto también evidencia que el presidente Santos no logró capturar mayor apoyo popular más allá del que le dieron sus votantes. Y aunque le ayudó en algo el tema del Mundial, en mi opinión la elección de un nuevo presidente genera un ambiente de optimismo, siempre pasa, se abre una ventana de esperanza en la ciudadanía.
Frente al repunte de los alcaldes y gobernadores, también hay una tendencia positiva relacionada con el triunfo de Santos. Con este último también se oxigenó, entre otros temas, el de la paz.
Obviamente un nuevo gabinete es una oportunidad adicional para abrir un compás de esperanza de que las cosas pueden cambiar. Y, sin duda, el presidente Santos tiene que ir a buscar más capital político en un segmento más amplio de la población.