Mañana se celebrarán las consultas en algunos departamentos del país, de distintos movimientos y partidos. En Antioquia, se realizará la consulta del Partido Conservador para elegir candidato a la Gobernación, en medio de una gran controversia, pero de capital importancia por los retos que enfrentamos como región.
Hay desafíos urgentes, como manejar los recursos destinados para atender los desastres causados por el invierno, que exigen que al frente del Departamento esté una persona proba y fuera de toda sospecha. Pero también existen proyectos de más largo aliento, como el Puerto de Urabá, las Autopistas de la Montaña y la Hidroeléctrica de Ituango, además de trabajar por la región, incluyendo a Chocó, para alcanzar la meta de ser la mejor esquina de América, y que harán necesaria una persona sobre la cual estemos seguros de que podrá permanecer en el cargo durante cuatro años. Hoy Bogotá llora sobre la leche derramada por una mala elección.
En medio de tantos escándalos de corrupción, tenemos que apoyar a personas de reconocida solvencia moral, que puedan mostrar ante sus electores una hoja de vida intachable; de un proceder tan recto que su comportamiento ético pueda ser elevado a la categoría del administrador al que encomendamos el manejo de nuestros bienes, o del maestro, al que confiamos nuestros hijos. La ética es a la política lo que la verdad a la justicia, y en el caso de Antioquia están en juego la ética, la verdad y la justicia.
Hubiera sido deseable, como lo propusieron casi todos los dirigentes conservadores, que se hubiese logrado el consenso en torno a una persona. Además de un mensaje de unión, era la mejor opción, tratándose de los altos intereses de Antioquia y no de privilegiar ambiciones particulares. No es la consulta un buen mecanismo para elegir candidatos dentro de una colectividad cuando no existe una verdadera ley de partidos y siguen mandando las llamadas microempresas electorales, amarradas a maquinarias que aplican aquello de que "el fin justifica los medios". Además, nada impide que personas de otros partidos voten por el candidato más débil o cuestionado, para luego derrotarlo en las elecciones definitivas.
La falta de determinaciones claras por parte de los directivos del Partido, a nivel nacional y departamental, llevaron a importantes figuras de la colectividad a marginarse de la consulta, por considerar que está signada por la interferencia de otros sectores políticos y por la presencia de un precandidato que no ha respondido a graves denuncias públicas, que se han documentado de manera rigurosa y contundente en este diario.
Estos hechos llevaron a la mayoría de los precandidatos a presentar la renuncia a su aspiración, así como muchos notables conservadores se marginaron de la consulta, al declarar que el resultado no los compromete y expresar, al mismo tiempo, su deseo de seguir buscando un camino que conduzca a la unidad y a un candidato que les dé garantías a Antioquia y a todos los sectores de la comunidad.
La presunción de inocencia es un derecho de todos, amparado por la Constitución. Jurídicamente, es prudente esperar el eventual resultado de las investigaciones, sean administrativas o judiciales, sobre los hechos denunciados en torno a las actuaciones de Álvaro Vásquez Osorio. No obstante, la prudencia para esperar un pronunciamiento de la autoridad, no excluye que los votantes puedan sentir que, moralmente, están impedidos para votar por un candidato cuyas explicaciones a los cuestionamientos han sido claramente insuficientes, o incluso engañosas.
Y esa objeción moral también debe aplicarse y exigirse a quienes apoyan al candidato cuestionado: todos reivindican que mientras no sea condenado, no se pueden hacer juicios de responsabilidad. Concedido. Pero moralmente sí deben tomar una posición, pues las medias tintas en materia ética, en cualquier época, y con mayor razón en medio de tantos escándalos de corrupción, no son un juego. Está a prueba el futuro de Antioquia.
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