Tópico: "Lugar común que la retórica antigua convirtió en fórmulas o clichés fijos y admitidos en esquemas formales o conceptuales de que se sirvieron los escritores con frecuencia": Real Academia de la Lengua.
Desde el feliz miércoles 2 de julio, ando revolcando en el baúl en que guardamos los clichés, propios o aquellos que adoptamos hasta convertirlos en razones de ser, y me he encontrado con que algunos de ellos están oxidados o apolillados. Vean:
1- Detrás de toda operación exitosa de la Fuerza Pública colombiana hay un autor extranjero: se dijo cuando cazaron a Pablo Escobar (que habían sido los gringos); se volvió a decir no hace mucho, en la operación que acabó con Raúl Reyes y su "campamento de paz" (que otra vez habían sido los gringos); y se dice ahora, en la liberación de Íngrid, los once soldados y policías y los tres estadounidenses (que fueron los israelíes).
Pues no. Ingenio criollo es lo que se presume con una buena tarea de "inteligencia sugestiva", como la llamó el general Mario Montoya, a la que es más exacto llamar "inteligencia persuasiva". Igual, se logró lo que todos queríamos.
2- Los únicos caminos son el intercambio humanitario y, para ello, el despeje: no son los únicos caminos. Es más, ahora mismo es bastante improbable que alguien, aparte de las Farc, los ponga a sonar como la alternativa viable. Retomo las palabras del cabo segundo William Pérez: "Para qué despeje, sólo digan las coordenadas en dónde les ponen (a las Farc) a su gente y que ellos entreguen a los que tienen".
Si las Farc tienen algo de seso (para ser exactos, si le queda algo de sentido común a 'Alfonso Cano'), deben proceder a una liberación unilateral de todos los secuestrados. Es la última carta de algún tinte político que tienen y bien saben que no hay otra.
3 - El país está polarizado y el odio es el denominador común: Tres botones a contrapelo de esa tendencia. Una, el encuentro presidente Uribe e Íngrid. Dos, el de Íngrid con Clara Rojas. Tres, las declaraciones de sectores de la oposición que reconocieron el éxito de la política de seguridad democrática. Churchill decía que los españoles odian (odiamos) hasta envenenarse (envenenarnos). Le faltó decir que nunca será tarde para odiar un poco menos.
Sobrero: no podemos desatender la gravedad del enfrentamiento presidente Uribe y Corte Suprema de Justicia. Ese también es un tema de paz. Indudable acierto el de Monseñor Pedro Rubiano para buscar convertir las lanzas en cañas.
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