Explotó lo que tenía que explotar. Y por donde era: por los lados del mejor pesista colombiano del momento -Óscar Figueroa- que, de no haber sido por la lesión de último momento, hubiera peleado medalla de oro en el torneo de los Juegos Olímpicos. Sus marcas, por encima de las de Diego Salazar -medallista de plata- así lo certificaban.
Luego de varios días de espera, habló. No dijo nada nuevo, su discurso estaba cantado. Culpó al entrenador búlgaro Gantcho Karoushkov -en diálogo con Caracol radio- de la lesión que le impidió tener una destacada actuación. Y atribuyó su caso a las excesivas cargas de trabajo previo al torneo.
Figueroa manifestó que estaba lesionado de la mano derecha y que el entrenador no le creyó. Gantcho, por su parte, se reiteró en su posición y aseguró que Figueroa, no de ahora, sino de antes, siempre ha sido un grande problema para la Selección Colombia.
Meses atrás, antes de iniciar la concentración definitiva en Bulgaria, los halteros, encabezados por Figueroa y Mercedes Pérez, al lado del propio medallista Diego Salazar, se rebelaron y solicitaron cambio del técnico, hecho que no se dio.
La situación es clara: los deportistas se quejan de las cargas cuando llegan a la Selección y el técnico lo hace de ellos si no cumplen sus indicaciones. ¿En qué parará este nuevo capítulo que empezó hace más de siete años cuando la propia Ubaldina Valoyes lo denunció en EL COLOMBIANO, ratificado en su momento por Carmenza Delgado y Mábel Mosquera, entre otras?
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