Isabel es algo así como una Mamá Noel, pero en lugar de vivir en el Polo Norte está en Medellín. Tampoco tiene una fábrica para hacer regalos. Ella los hace aparecer con su voz, cuando canta.
No hace magia. No. Es un intercambio: canta en las novenas, o en cualquier día de diciembre, a cambio de regalos que deben ser "muy buenos y mínimo 12".
Cuando empieza a contar su historia, dice que es algo que le viene por herencia. Recuerda que cuando estaba pequeña su papá les celebraba la Navidad a los niños vecinos.
No obstante, cuando creció, el trabajo y el dinero la hicieron olvidar de los demás. Solo fue cuando su cuerpo se enfermó (le dio una enfermedad degenerativa) que descubrió que "Dios me dio un regalo para acercarme a Él y para ser productiva, no solo para mí, sino para los demás".
Desde entonces intenta ayudar. Durante el año, con obras sociales y en diciembre, celebrando con los pequeños.
Ella eligió la vereda Llanadas, Marinilla. Ahora tiene 250 pequeños y hace tres fiestas, por eso de "que hay que dar abrazos y hablar con ellos y conocerlos", dice Isabel.
Su apoyo es el canal Televida, donde tiene un programa con el que busca que su labor se vea y pueda seguir ayudando a más personas.
Su voz es la gran aliada. Con ella, señala, se acercó a Dios y por eso canta música religiosa. Además, aprovecha su talento para la causa.
En diciembre solo busca regalos: "El Niño Dios debe llegar. Debería ser comida y regalos, pero estos últimos son vitales, una esperanza".
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