Nuevamente la carretera Panamericana, que uniría Anchorage, en Alaska, con Patagonia en Argentina -si no fuera por el obstáculo del Tapón del Darién-, vuelve a ser escenario de graves protestas de aborígenes en el sitio conocido como La María, un resguardo equidistante entre las capitales Popayán y Cali, y que se ha convertido en punto de encuentro de los pueblos Nasa y Guambiano, asentados ancestralmente en las estribaciones de la cordillera Central en el Departamento del Cauca.
Si nos remontamos a la historia, no es la primera vez que este tipo de marchas, tomas de vías o paros indígenas se realizan en esa misma región. Allí se hizo famoso Quintín Lame; más cerca aún se firmó el tratado de paz con el M-19; en sus inmediaciones está Toribío -célebre población que tiene el récord mundial en tomas guerrilleras- y a pocos kilómetros están Pradera y Florida, municipios reivindicados por las Farc para hacer un nuevo despeje.
Esas coincidencias no son banales, como tampoco lo es la multitudinaria convocatoria de aborígenes que llegará el próximo domingo a Cali, para protestar por toda una suerte de situaciones. Entre ellas las lamentables muertes, en extrañas circunstancias, de los indígenas Jesús Nene, natural de Corinto y Elber Huitoto, de Toribío.
La de este octubre fue una marcha que surgió como una manifestación de solidaridad con los corteros de caña, y poco a poco se le fueron añadiendo situaciones que se tornan cada vez más complicadas de negociar, como son la firma del TLC o la masiva entrega de más fincas en el Cauca, en donde el 33 por ciento de la frontera agrícola es tierra de resguardos, para un 20 por ciento de aborígenes, de toda la población del Departamento.
Decimos que es una "Marcha de talla mundial" porque no es sino echarles un vistazo a los medios internacionales para ver el gran despliegue que se le ha dado a la noticia y el impacto que esta situación tiene en la opinión pública global. El tema étnico es muy vendedor en un mundo globalizado y más si la protesta va acompañada por dos muertos en una camilla, icono que sólo vemos cuando hezbollah entierra sus víctimas en Oriente Medio.
¿Quién está pescando en el río revuelto que se ha convertido la Panamericana? Efectivamente se está usando a esta emblemática carretera como el medio idóneo de propagación de las ideas indigenistas de Evo, Chávez y Ortega. Y por los efectos internacionales que esta situación trae, es fundamental saber solucionarla, sin violencia por parte de las autoridades, sin palabras necias de los ministros. Pero sobre todo sabiendo magnificar, de antemano, el gran problema al que se enfrenta la administración Uribe.
Debe haber conciencia social por parte de los marchantes y del Gobierno para no llegar a puntos de no retorno. Deja un sabor muy raro el escalonamiento de protestas de los últimos meses y sin duda hay actores subyacentes en toda esta movida social, y obviamente, hay situaciones que se deben resolver. En la experiencia del Gobierno está saber separar la paja del trigo.
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