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Alejandro Cano Cantor y su hermana Alina María ajustan 730 días sin sentir el abrazo reconfortante de su madre.
Hoy, como cada tres meses desde aquella tarde fatídica del 25 de junio del 2017, Alina prepara viaje a Guatapé para rendir homenaje a Lupe Cantor, una de las nueve víctimas de la tragedia que ocurrió en las frías aguas del embalse.
“Pasaron dos años y no ha ocurrido absolutamente nada con los familiares de las víctimas. Ni verdad ni reparación. Nunca tuvimos acompañamiento psicológico”, cuenta esta mujer que vio por televisión cómo aparecían con vida tres de los cuatro familiares suyos que estaban en el barco y cómo se esfumaba a los 68 años la vitalidad de su querida Lupita.
Alejandro, en cambio, no volvió tanto a Guatapé desde aquel 25 de junio que invitó a dar un paseo por El Almirante a sus padres y a la que entonces era su esposa, con la terrible mala suerte de sufrir el naufragio en el mismo barco en donde meses antes había hecho la propuesta matrimonial.
“Era un paseo soñado. Me ofrecían cupo en otros barcos pero yo quería El Almirante porque era donde le había pedido la mano a mi esposa. Luego de unos 10 minutos de navegación, estábamos en la terraza y bajé con mi mamá que iba para el baño. Tal cual la agarré del brazo para bajar las escaleras así estuvimos hasta que nos comenzamos a ahogar”, recuerda el hombre de 39 años que aún no entiende cómo logró salvarse en medio de la impotencia de ver partir a su madre.
Ya en la primera planta del barco, Alejandro sintió el primer estruendo y El Almirante comenzó a hundirse lentamente. La evacuación avanzó y ellos mantuvieron la calma hasta que el techo del primer piso se les fue encima y los mandó al agua: de repente todo lo que era azul turquesa se fundió en negro. Lupe Cantor no sabía nadar y no pudo salir a flote por sus propios medios. Ocho personas, además de ella, tampoco resistieron a la furia del agua que se colaba por los resquicios del barco siniestrado.
Clamor por justicia
Luego de la atención inmediata de la tragedia, que incluyó visita del presidente y de diversas autoridades gubernamentales, las víctimas quedaron en el limbo sin compensación y con una sensación de que aún no hay justicia.
Solo una multa de la Superintendencia de Puertos y Transporte sancionó con $582 millones a la empresa Asobarcos y canceló la licencia de operación por la negligencia que hubo en las condiciones de seguridad mínimas para operar. El proceso penal, de acuerdo con las víctimas, está estancado por falta de investigadores en el municipio.
Más seguridad
El intendente Georlín Giraldo, jefe de la unidad fluvial de Guatapé, indicó que los controles se intensificaron luego de la tragedia y ahora la navegación se restringió hasta las 6 de la tarde, no hay consumo de licor en los barcos y es obligatorio el uso de chalecos salvavidas. Solo en 2019 van más de 50 comparendos, cuatro en este puente festivo, por malas prácticas de particulares dentro de la represa.
Hernán Darío Urrea, alcalde de Guatapé, señaló que se declaró vía Acuerdo el 25 de junio como día de la solidaridad en el municipio, en honor a las víctimas y a las instituciones que participaron en el rescate.
Sin embargo, víctimas como Alejandro no irán hoy a Guatapé porque sienten que pasó todo el ruido de la noticia y las palabras de apoyo no pasaron de ser eternas promesas sin cumplir.