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Las más de dos décadas de experiencia gravitando entre el sector público y el privado de Wilder Echavarría fueron claves para que el alcalde Daniel Quintero confiara en él para liderar las riendas de una entidad que es responsable de buena parte de las transformaciones físicas de la ciudad: la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU).
Ingeniero Civil de la Universidad Nacional, con posgrados en Gerencia de proyectos y Alta gerencia, llegó a la entidad proveniente de la Provincia de Aguas y Bosques del Oriente. De pensar el desarrollo y el turismo de la subregión, ahora debe materializar la apuesta de recuperar el objetivo con el que se creó la EDU como un operador urbano, clave en el ajedrez del desarrollo de la capital antioqueña.
¿Qué tanto ha cambiado el rol de la EDU desde que se constituyó?
“Mucho. Llego a la empresa conociéndola como un ciudadano, la veo en su actualidad más como una ejecutora de proyectos del Plan de Desarrollo del alcalde del momento, pero en esencia, hace 18 años, fue creada como promotora inmobiliaria, para que en articulación con otras entidades, en lo micro se generen proyectos inmobiliarios y en lo macro hacer renovación urbana. Uno sí siente que ese rol de operador urbano se ha perdido, y debe recuperarlo aunque en la ciudad ya exista otro competidor, que es el Metro.
Medellín en su POT tiene la obligación de bajar densidades urbanísticas de las laderas y empezar a buscar la renovación urbana a lo largo del eje estructurante que es el río. Algo vital e importante es activar el Plan Parcial de San Antonio, que es el centro de la ciudad, y ya hay una propuesta, pero siento que primero hay que sortear otro que está inconcluso, el de Naranjal, antes de comenzar uno nuevo”.
¿Qué fue lo que ocurrió con Naranjal y qué papel jugará la EDU allí?
“Tomé como bandera personal reactivar el Plan Parcial Naranjal, que es el primer ejercicio colombiano para suelo central de una gran ciudad en el que se hace un proceso de renovación urbana. Yo siento que le faltó una mejor planeación técnica y jurídica, fueron livianos en eso, y hubo un tema externo que fue la crisis de los constructores. No se han buscado opciones para destrabar eso. Las hay, pero no con la contundencia para tener logros tempranos. Mi reto es reactivarlo este mismo año, para estar tranquilo y poder presentar a la comunidad proyectos en otros sectores, como Perpetuo Socorro, donde nos meterían el dedo en la llaga si les hablamos de planeación estratégica sin solucionar Naranjal.
Esa zona estaba deprimida, llena de talleres, pero para la ciudad era importante. Se compraron los suelos a los dueños y luego se vuelve atractivo para proyectos inmobiliarios, pero el constructor tuvo un freno de recursos por temas con Odebrecht y paralizaron este Plan Parcial. Hoy, en la unidad de actuación dos, que es la que vemos construida, faltan dos torres, es un zócalo comercial y ahí deben quedar al finalizar esa manzana cuatro torres, ya hay dos habitadas. Las dos faltantes tienen ventas al 96 %. Para terminarlas queda destrabar lo jurídico, que es en lo que nos concentraremos, y ejecutarlas, que tardarían entre 18 meses y dos años”.
¿Cuáles son las otras prioridades de la empresa?
“Tenemos intenciones en el norte de la ciudad. La EDU como desarrolladora debe generar espacio de calidad para articular zonas de la ciudad. Está el Parque Juanes, va a estar el Cable de Picacho, el PUI (Proyecto Urbano Integral) Noroccidental que se está empezando a generar, y tenemos que generar conexiones y líneas de continuidad.
Hay un reto de la Ciudadela Universitaria Norte, en terrenos aledaños a la Feria de Ganado. Nosotros tenemos los diseños y los ampliaremos para pasar de 4.000 a 8.000 cupos para estudiantes, para que no haya desigualdad con la de Occidente. Esta sería la segunda universidad para el Valle del Software.
Además, generar nuevos espacios de calidad, Parques del Norte, en un lote que se llama Carabineros. Estamos tratando de tejer un convenio con Isvimed y Comfenalco, porque ese sector es para vivienda de interés social. La EDU debe hablar con gremios de alto calado, que no especulen, porque el tema de la operación urbana es demorado y no queremos que se acabe el cuatrienio”.
Los PUI marcaron un hito en la transformación de la ciudad, ¿cuántos hay en ejecución y cuál es la apuesta para potenciarlos?
“La gente en los talleres, en medio de la construcción del Plan de Desarrollo, pide mejoramientos integrales de sus barrios (...) Estamos haciendo una búsqueda en el mercado nacional para buscar alianzas, como una que logramos con la ciudad de Santa Marta.
El alcalde sí desea priorizar el norte de la ciudad, sin descuidar otros territorios. Con el fenómeno violento en la comuna 13 nos ha pedido volcar nuestra atención hacia esa zona. Todas las comunas están pidiendo PUI, les diría que va a continuar, no sé a qué escala, pero va a seguir y viene con la inercia de la administración pasada.
Algo importante es que la infraestructura no habla sola, hay que sumarle desarrollo económico, cultural, social y deportivo. Si se deja a un lado el cemento se desvaloriza y se apoderan los violentos de esos sitios. Hay cinco en ejecución: comuna 13, Noroccidental, Nororiental, Centroriental e Iguaná”.
¿Qué proyectos pendientes quedaron para terminar este 2020?
“Los intercambios viales en el corredor de la 80, que son estratégicos para la ciudad, porque van en conversación con el futuro metro de la 80. El de Colombia puede estar en alrededor de un 10 % de ejecución, y el de San Juan ya está adjudicada la interventoría y ya estamos sorteando el tema de pliegos definitivos.
En cicloinfraestructura está la propuesta de un corredor norte-sur y sur-norte, por la avenida Regional. Hay tramos en los que es complejo por temas normativos, pero estamos revisando. Otros proyectos están prácticamente finalizados, parques Belén y Bolívar, y buscar más no es una tarea tan inmediata
La Ciudadela Occidente se inaugura este semestre, está pendiente la reconstrucción de la Institución Educativa Alejandro Echavarría (comuna 9), y se está sintiendo un clima favorable para retomar las obras del cinturón verde”.