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Uribe y Quintero, pelea con más cálculo electoral que otra cosa

Ambos líderes enfilaron baterías en medio de un agitado ambiente que los posiciona en la contienda.

  • Desde el año pasado, ambos líderes han protagonizado varios enfrentamientos. FOTO ARCHIVO
    Desde el año pasado, ambos líderes han protagonizado varios enfrentamientos. FOTO ARCHIVO
18 de septiembre de 2021
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La confrontación entre el expresidente Álvaro Uribe y el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, subió de tono esta semana luego de que ambos encabezaran un encendido cruce de críticas y señalamientos en las redes sociales.

En medio de un ambiente político marcado por el despegue de la contienda electoral del próximo año y el avance del proceso de revocatoria local, ambos líderes enfilaron sus baterías y protagonizaron el último choque de una disputa que viene agitándose desde el año pasado.

Todo comenzó el miércoles 15 de septiembre hacia las 7 p.m. cuando el exmandatario participó en un encuentro virtual con las juventudes del Centro Democrático en Antioquia. En el espacio, en que se abordó la actualidad política del país, Uribe Vélez criticó la situación de seguridad en las principales capitales y cuestionó las gestiones de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y de Quintero Calle, en Medellín.

“Si yo fuera presidente, sin pelear con la alcaldesa de Bogotá, estaría asumiendo la seguridad de Bogotá y, sin pelear con el alcalde de Medellín, estaría asumiendo la seguridad de Medellín”, dijo Uribe, agregando que en el caso de la capital antioqueña tendría activa una red de informantes al servicio de la Fuerza Pública para enfrentar a las organizaciones criminales y atacar el tráfico de droga.

Durante la mañana siguiente, el jueves 16 de septiembre, Quintero contraatacó con un video filmado en su despacho en donde defendió el papel de su administración, alegando que la reducción de homicidios y hurtos que se produjo en el municipio en 2021 (40 puntos por debajo del indicador de 2019) era producto de una estrategia coordinada entre la Alcaldía de Medellín y la Fuerza Pública.

“Lo que pasa es que el presidente Uribe quiere que volvamos a la política de las Convivir, los falsos positivos y de la operación Orión”, dijo el alcalde, señalando que ese escenario no ocurriría en su administración.

Los cálculos de la pelea

Para varios analistas políticos, el pronunciamiento del expresidente cayó como un golpe en uno de los programas bandera del alcalde Quintero, quien desde el año pasado viene presentando los indicadores de homicidios y delitos de alto impacto como uno de los grandes logros de su gobierno.

Tan solo al inicio de este mes, su secretario de seguridad, José Gerardo Acevedo Ossa, dijo que en agosto pasado el municipio había cerrado con una reducción del 52 % de los homicidios en comparación con agosto de 2019.

Aunque durante ese balance el funcionario no descartó la incidencia de la pandemia, atribuyó el comportamiento del indicador a una estrategia de pago de recompensas lanzada por la Alcaldía desde 2020, en la que se han desembolsado $345 millones.

Pese a ese balance, el ataque de Uribe puso el dedo en la llaga en una preocupación ciudadana que viene ganando terreno este año.

Tal como lo registró EL COLOMBIANO esta semana, en cuestión de robos, esa misma oficina de la alcaldía admitió que, en comparación con el año pasado, estos empezaron a subir. Mientras el hurto a personas tuvo 2.913 casos más, el hurto de motos tuvo 158 casos más, comparando los acumulados entre enero y septiembre de 2020 y 2021.

Carlos Builes, profesor del programa de Ciencia Política de la Universidad de Antioquia, dice que esa disputa debe leerse en función de la rivalidad entre dos proyectos políticos que hacen cálculos locales y nacionales.

Desde la óptica del Centro Democrático, el analista destaca que el lenguaje empleado por el expresidente, aparte de permitirle insistir en su discurso insignia de la seguridad democrática, también es la expresión de un giro en la estrategia de ese partido de cara a la contienda electoral del próximo año.

“Para el presidente Duque puede resultar incómodo, porque es una forma de decir que no tiene liderazgo en Medellín”, propone Builes, resaltando que las palabras de Uribe pueden leerse en función de asumir que hay un vacío desde el nivel nacional en materia de seguridad.

Un vacío que podría ser llenado por una cabeza que, en el caso de ese partido, aún no está definida.

Por la otra cara de la moneda, en el caso del proyecto político de Quintero y su administración, sacar a flote el tema de los falsos positivos, la operación Orión y la estrategia de las Convivir es una plataforma garantizada para irrumpir con fuerza en el debate nacional.

Más señalamientos

Concluido ese primer asalto, la confrontación entre ambos líderes se trasladó a Twitter durante la tarde de ese mismo jueves 16 de septiembre.

Mientras Uribe volvió a arremeter con los problemas de seguridad en Medellín, Quintero insistió en la responsabilidad del expresidente en los falsos positivos.

En medio de una pelea en la que también tomaron parte miembros del gabinete municipal y concejales, la discusión se mantuvo encendida hasta la mañana de ayer y pisó el terreno de los señalamientos de clientelismo y corrupción.

En este campo, de nuevo el primer golpe lo dio el expresidente Uribe desde las siete de la mañana, acusando a la alcaldía de pedir coimas en una venta de inmuebles y en salarios de contratistas.

Asimismo, acusó a la primera dama y gestora social, Diana Osorio, de liderar y participar de esas presuntas irregularidades.

“La alcaldía de Medellín es corrupta y además tiene la cobardía de poner a la primera dama en búsqueda de dineros”, escribió Uribe en uno de sus trinos, al tiempo que señaló el incremento de la pobreza en la ciudad (que subió al 32,9% en toda el área metropolitana, según calculó el Dane durante la última medición nacional de pobreza monetaria).

Frente a esos señalamientos, el alcalde se defendió argumentando que su administración no pide sobornos y le pidió al expresidente presentar pruebas ante las autoridades sobre esas acusaciones.

En cuanto al papel de su esposa, que según coinciden fuentes al interior de Alcaldía sí es reconocida por ejercer un papel dominante en la toma de decisiones en el gabinete, Quintero la calificó como una “líder natural”, que coordina las estrategias municipales de prevención del embarazo adolescente, emprendimiento, entre otras. Aunque hacia la tarde de ayer, la andanada entre ambos líderes parecía arreciar, el calibre de sus señalamientos podría ser solo el abrebocas de una relación que continuará generando choques.

Para el analista Juan Carlos Arenas, del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, aunque aún es muy pronto para prever los pros y contras que traerá el rifirrafe, ambos líderes mostraron parte de lo que será su estrategia política.

En el caso de Uribe, el efecto más palpable fue recordar que aún es una figura de peso en el panorama político paisa, en un contexto en donde varios integrantes de la bancada del Centro Democrático en Medellín han tenido jalones de orejas por no distanciarse lo suficiente del gobierno municipal. Tan solo el pasado 14 septiembre, el exmandatario llamó la atención a varios de los concejales de su partido por participar en un viaje a México pagado por las EPM y los acusó de tomar al partido “como un chiste”.

En el caso de Quintero, Arenas propone que también se va con las manos llenas, al ocupar por algunos días el primer renglón en la agenda política nacional. “Cuando Quintero puja, siempre termina ganando visibilidad”, dice el analista, para quien estas contiendas, más allá de permitirle defender su gestión, le facilitan ser catapultado como una figura en el panorama nacional.

Aunque todavía no es claro si el último round entre Quintero y Uribe esté terminado, los analistas coinciden en que el calibre de las palabras y los señalamientos dan cuenta de un lenguaje que se ha degradado al ataque personal. No obstante, este escenario de antagonismo se muestra provechoso para ambos y deja claro que el terreno en disputa no solo está en Medellín.

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