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La tasa de desempleo en Colombia tiene prendidas las alarmas por cuenta de las cifras reveladas para los meses de abril y mayo, que superan el 21 %. Allí, más allá del número de personas desocupadas, la gran preocupación recae sobre las mujeres y los jóvenes entre los 18 y 24 años, quienes tienen el mayor número de personas sin trabajo.
Según las cifras presentadas por el Dane para el mes de mayo, el desempleo en las mujeres alcanzó el 25,4 %, frente al 18,6 % de los hombres; y los jóvenes menores de 24 años tienen una tasa de desempleo por encima del 31 %, una de las más altas en la historia del país. Sin embargo, los expertos coinciden en que la situación no es atribuible de manera exclusiva a la pandemia del Covid-19.
El director del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, Iván Jaramillo, señaló que los datos reflejan problemas estructurales del sistema laboral colombiano que, aunque ya venían desde hace tiempo, han comenzando a profundizarse por cuenta de la pandemia. Explicó que cerca de 1,8 millones de mujeres pasaron a realizar tareas exclusivamente del hogar.
“En el caso de las mujeres, el desempleo aumentó dramáticamente porque, producto del confinamiento, se han duplicado y triplicado las actividades de cuidado, lo que tiene un efecto inverso en el ámbito de las labores remuneradas. A mayor cantidad de carga no remunerada, las mujeres son menos elegibles para acceder a puestos de trabajo formales”, explicó Jaramillo.
Por su parte, el abogado y economista José Roberto Acosta señaló que los indicadores habían sido advertidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), porque son una población vulnerable, tanto en preparación como en accesos a mercados formales, ya que se ven afectados por la falta de experiencia, en los jóvenes, y la discriminación de género que sufren las mujeres.
“Esa previsión del FMI se está cumpliendo a nivel global y, especialmente, en Colombia. El acceso a un mercado laboral formal para quienes están iniciando, está absolutamente limitado. Las mujeres, por discriminación, también son víctimas en el marco del mercado laboral”, quien explicó que tanto a nivel global como nacional hacen falta políticas incluyentes en el mercado laboral para estos dos grupos.
Acosta aseguró que, como consecuencia de estas cifras, puede llegar a verse una desarticulación social, teniendo en cuenta que “la mujer es la bisagra que mantiene unida la familia; por su parte, los jóvenes, representan la esperanza de una nueva economía. Si esa bisagra no se mantiene sólida, el núcleo familiar se desbarata”.
“¿Cuál es la perspectiva que los jóvenes que se preparan en la universidad tienen a futuro? Ese panorama comienza a hacerse oscuro; muchos estudiantes pueden retirarse de sus estudios, porque no van a ver posibilidades de crecimiento y desarrollo profesional para mejorar su economía o tener una seguridad de vida más adelante”, señaló el consultor y docente de la Universidad EAN, Jorge Munévar.
El experto añadió que los jóvenes que ya han adquirido sus títulos universitarios pueden encontrarse frente a un panorama de desolación, teniendo en cuenta los gastos asumidos durante su carrera. Esta sería, indicó, una consecuencia segura a mediano plazo. “Mucha gente va a abandonar la educación formal, y es posible que opten por otro tipo de formación. La pauperización y el deterioro de la calidad del empleo va a ser mayor. Esto perjudicará el desarrollo del capital humano a futuro”.
El académico no descartó que economías ilegales lideradas por grupos al margen de la ley puedan llegar a aprovecharse de la vulnerabilidad de jóvenes que ven pocas posibilidades de encontrar empleo formal y estabilidad laboral para cumplir con sus proyectos de vida, lo cual sería una de las consecuencias más dramáticas de la pandemia del coronavirus en Colombia.
“Las mujeres están mucho más involucradas y son mucho más responsables de la economía del cuidado. Al haberse frenado la atención en, por ejemplo, los servicios educativos, muchas mujeres fueron obligadas a dejar de trabajar”, explicó el docente de economía de la Universidad Javeriana, Jorge Restrepo.
El experto añadió que los servicios domésticos, comunales, educativos y sociales, están liderados por mujeres. Ese tipo de servicios se tuvieron que detener en los últimos meses por cuenta de la pandemia. “El encierro tuvo un efecto desproporcionado sobre la demanda de trabajo femenino. Es por esos motivos que las mujeres fueron las más afectadas por esas medidas que buscaban contener la epidemia”, concluyó.