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La agenda del presidente Gustavo Petro con Estados Unidos es ambiciosa. En el catálogo de temas están puntos que ningún mandatario colombiano le había planteado a la Casa Blanca en las dos últimas décadas, como la legalización de las drogas, el cambio en la retórica del narcotráfico, levantar las visas y hasta dar un estatuto de protección temporal para los connacionales que viven allí.
Por eso, el Ejecutivo desplegó todo su arsenal diplomático para convencer a la administración de Joe Biden de que esas propuestas sí son viables. Desde que él tomó posesión en la Casa de Nariño, varios emisarios de su administración han viajado a Washington a reunirse con funcionarios de su par demócrata, como el ministro de Defensa, Iván Velásquez, quien ha estado durante esta semana en Estados Unidos.
Velásquez se encontró este miércoles con su par del Pentágono, Lloyd Austin, con quien conversó sobre la política contra las drogas, la seguridad internacional, el cambio climático y hasta la cooperación en defensa con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, un punto sobre el que ni Colombia ni Estados Unidos dieron más detalles.
Justo durante la visita del ministro a Estados Unidos, trascendió que la Casa de Nariño ya hizo oficial la solicitud a la Casa Blanca para que el país sea enviado especial en los diálogos de paz con el ELN que se llevan a cabo en Venezuela.
El visto bueno estadounidense a las iniciativas de paz del país es fundamental. Prueba de ello es la extensa puja política que hubo entre el Estado colombiano y los norteamericanos para que, en su momento, retiraran a la extinta guerrilla de las Farc de la lista negra de terroristas internacionales. Si bien el Acuerdo de Paz se firmó en 2016, solo hasta diciembre de 2021 ese grupo salió de ese catálogo.
Los representantes de Petro también se han reunido con el consejero de la Casa Blanca para el hemisferio occidental, Juan González, su secretario y embajador Brian A. Nichols y otros delegados del Departamento de Estado que representan de forma directa al secretario Anthony Blinken: una de las fichas más importantes de la Casa Blanca para que la agenda internacional del ‘gobierno del cambio’ avance.
El canciller Álvaro Leyva también estuvo en ese país en octubre para encontrarse con delegados de Biden, como la embajadora Linda Thomas-Greenfield, quien además es la representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. El diálogo con Thomas-Greenfield es necesario porque para que la idea de cambiar la retórica contra el narcotráfico prospere Petro también debe convencer a Naciones Unidas de esa pretensión.
EL COLOMBIANO conoció que en las próximas semanas el turno será para la cartera de Justicia, que también tiene programado presentar su plan para implementar la “paz total” ante el gobierno de Estados Unidos. Pero los viajes no son solo desde Colombia hacia Estados Unidos: las políticas despertaron preguntas que terminaron trayendo a Bogotá al secretario Blinken.
La petrodiplomacia está activa con una comunicación directa entre los dos países. Si bien en micrófonos el mandatario es un crítico de Estados Unidos, en lo político el Gobierno tiene claro que necesita negociar con la Casa Blanca.