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Ya el agua no tiene coloración en la zona sur del Aburrá

EPM monitorea la calidad del líquido y desde el domingo reporta que ya se eliminó la turbiedad producida por el manganeso en la planta de La Ayurá.

  • El agua en la planta de La Ayurá es sometida a un riguroso proceso de tratamiento que incluye la mezcla en tanques y en laboratorio para entregar agua potable a 480 mil hogares. FOTO Jaime pérez
    El agua en la planta de La Ayurá es sometida a un riguroso proceso de tratamiento que incluye la mezcla en tanques y en laboratorio para entregar agua potable a 480 mil hogares. FOTO Jaime pérez
19 de septiembre de 2019
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La aplicación de dióxido de cloro a la planta de tratamiento de aguas de La Ayurá arrojó los resultados positivos esperados por EPM para solucionar la contingencia por la presencia de manganeso en el líquido que llega a los hogares, y por esto la entidad anunció ayer que el problema va camino a ser superado.

Según la empresa de servicios, desde el domingo pasado, los monitoreos diarios a la salida de la planta hacia las redes de distribución reportan que el agua ha recobrado su atributo de transparencia. Es decir, las muestras recogidas a lo largo de las redes de distribución presentan una significativa disminución del color amarilloso que generaba el manganeso y hoy los usuarios, dice EPM, reciben un agua con menos de 15 unidades de color, lo que indica que cumple los parámetros normativos.

“Hoy, con el dióxido de cloro, la entrada de manganeso es de 0.06 partes por millón y estamos aplicando cloro en 0.35 partes por millón, lo que garantiza la remoción completa del manganeso, con una salida del agua de 0.01 del mineral, muy por debajo de los parámetros exigidos por la OMS (Organización Mundial de la Salud)”, explicó Jorge William Ramírez Tirado, gerente de Producción de Aguas de EPM.

Es posible que en algunos hogares el líquido salga con alguna turbiedad en el color, pero esta debe ser mucho menor de la que se venía presentando desde meses atrás, cuando se inició esta contingencia.

Siguen las quejas

Sin embargo, consultados por EL COLOMBIANO, muchos hogares aún se quejan del color turbio. Otros afirman que el líquido está cristalino.

María Isabel Monsalve, residente en el barrio El Trianón, de Envigado, dice que el agua sigue turbia: “así esté hervida, queda amarilla. Ya no podemos tomar agua potable, toca comprar agua de botellón”.

Denisse Villada, de Itagüí, afirma que “todavía viene sucia”, mientras Rodrigo Valencia López, de El Poblado, sostiene que a su casa llega un líquido “totalmente puro”.

Proceso meticuloso

Para saber cómo se hace la purificación y potabilización del agua visitamos la planta de La Ayurá, donde EPM cumple un complejo proceso que incluye pasos como la coagulación, filtración y desinfección del líquido, en los que se adicionan componentes químicos de diversas características que van matando bacterias, impurezas y todos los agentes contaminantes.

A la planta, procedente del embalse de La Fe (El Retiro), llega diariamente una carga de 137 millones de metros cúbicos (m3) de agua con la cual se abastece el 45% de la población del Valle de Aburrá (480 mil hogares), especialmente la de los municipios del sur (excepto Caldas) y sectores como El Poblado, Belén y Guayabal. Puede generar hasta 6.5 m3 por segundo del líquido.

“Cuando el agua llega a la planta no solo trae manganeso sino toda la contaminación microbiológica y sedimentos de todas las quebradas que llegan al embalse, como el nitrógeno y el fósforo, por ejemplo”, apunta Santiago Barrera, profesional de Operación de Negocios y coordinador de la operación.

Al agua contaminada le adicionan un coagulante llamado sulfato de aluminio, que neutraliza las cargas eléctricas y las remueve en la sedimentación; y carbón activado en polvo, que remueve olores, colores, sabores y atrapa sustancias contaminantes. El dióxido de cloro, asegura Rodolfo Mira, profesional de Operación de la Unidad de Producción de Aguas, es un químico utilizado en Estados Unidos y Europa para desinfectar el agua, con estándares de calidad regulados por la Agencia de Protección Ambiental de E.U.

“El dióxido lo estamos produciendo en la planta para adicionarlo de una vez al agua sin tener que transportarlo y para evitar que se degrade en el camino”, explicó Mira. Se compone de clorito de sodio (importado del exterior) y persulfato de sodio, fabricado en el país.

EPM insistió en que si el agua llega con turbiedad, esta será mínima y no implica riesgo para la salud. Recomendó lavar los tanques caseros para borrar residuos de manganeso y advirtió que si sale con alguna coloración, no añadirle cloro al lavado de la ropa blanca, para evitar que se manche.

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